Cuando hace unos meses nos enteramos que el Festival de Cinema de Sitges iba a dedicarle un homenaje a Godzilla por su 50 aniversario, Jonathan, Rubén y yo lo teníamos claro.. Hicimos todos los preparativos pertinentes: reserva de habitaciones, compra de entradas.. Haríamos cualquier cosa por formar parte de esa felicitación al Gran G
El estrafalario líder de los seatopianos, un póster de Cortocircuito 2 de 40 euros, Anguirus volando hecho una bola, «Compte Amb El Cap», charlas sobre los sueños, «..for the Human Race, Operation: Final Wars», Ifukube, «¿Y si en vez de ver las películas nos tomamos unas cañitas?», una pose sobreactuada para una foto, «No entiendo nada», monstruos en la playa hechos de papel de periódico, sistema de señalización estropeado, un álbum de fotos de regalo, Gilala, un discman compartido, el nacimiento de Minya, el repentino e inesperado encuentro con Sala, la libreta en la que escribí, un marcapáginas especial… son momentos que sólo tienen sentido para los que vivimos aquellos días. Ésta es la historia:
JUEVES 09 DE DICIEMBRE DE 2004 por Octavio López
Cuando me senté en el asiento 6D del vagón 6 del tren que partía de Alicante con destino a Castellón, medité un poco sobre el objetivo del viaje y los días anteriores.
Con la ayuda de María, mi novia, había grabado unos cd’s con la música de los films que se proyectarían en el Festival, y que tenía pensado regalar a Jonathan, a Rubén, a José Luis, al director del Festival, Ángel Sala, y a algún seguidor del Kaiju Eiga o de GodzillaEnCastellano que apareciese por ahí. También preparé unas fotocopias para entregar en la entrada a los cines en los momentos previos a los pases de las películas.
Además, había hablado con el periódico «El Raspeig», publicación local de San Vicente, y estaban interesados en publicar un mini-reportaje sobre el viaje y sobre la Web. Sonaba fantástico. Asímismo, se me ocurrió que si surgía la ocasión, me gustaría hacerle una mini-entrevista a Ángel Sala, relacionada, como no podría ser de otra manera, con el mundo de Godzilla y compañía. Además, supuestamente se iba a publicar su nuevo libro «Godzilla: 50 Aniversario», por lo que esperaba adqurir algún ejemplar.
Llegué a Castellón a las 13’50, según la hora prevista, donde al poco tiempo apareció Jonathan, nos recogió su madre y su vecina, y nos fuimos a comer a su casa. Después de la estupenda comida, le regalé uno de los CD Conmemorativos, y más tarde reanudamos el viaje hacia Barcelona, a eso de las 17’35.
Durante el viaje en tren charlamos sobre temas diversos, además de elaborar las preguntas para la entrevista con Ángel Sala. Cenamos unos delicsiosos bocadillos por cortesía de la madre de Johnnie.
Llegamos a Barcelona con un poco de retraso, y de paso aprovechamos para comprarnos los billetes para volvernos el sábado.Entonces partimos hacia Sitges, adonde llegamos en 30 minutos. Tras cuasi perdernos, dimos con la pensión Maricel, donde el encargado nos atendió muy bien.
Nos acercamos entonces al Retiro, a eso de las 22’30, y preguntamos por Ángel Sala, el cual nos dijeron que se encuentra en el Auditori. Ni cortos ni perezosos, tras 15 minutos de camino, llegamos al Auditorio, y pese a que nos trataron como celebridades, no conseguimos dar con el Sr. Sala, pero nos informan de que al dia siguiente estaría. Yo ya me veía jugando al ratón y al gato durante toda nuestra estancia.
De vuelta hacia el Retiro nos pasamos por el Edificio Miramar, donde en una calle nos topamos con la primera señal de la presencia de Godzilla en el Festival, con un cartel que indicaba «No pisar la hierba» referenciando a Godzilla, e incluso una banda roja dando la bienvenida a Godzilla coronaba el edificio Miramar.
Después de recibir la primera (pero no última) mofa por nuestra afición, donde nos dijeron «A ver películas buenas ¿Eh?» refiriéndose sarcásticamente a las películas del Gran G, nos dirigimos al Retiro, donde esperamos un poco mientras se hicieron las 01’00. En el recibidor del cine, una persona nos identificó. Se trataba de José Luis, alias «El Clown», al que le regalamos el CD Conmemorativo pertinente. También conocimos a un nuevo compañero de nuestras películas favoritas, Antonio, que nos comentó que era fan de Godzilla desde hacía muchos años, y al que al día siguiente obsequié con otro CD conmemorativo. A cambio, me regaló una postal conmemorativa del evento de Godzilla en Sitges (curiosamente utilizaba la misma idea visual que el CD que yo había confeccionado) Después de varias bromitas sobre las películas del Gran G, por parte de los simpáticos taquilleros de El Retiro, entramos en la sala.
Seríamos unos 15 asistentes. Repartí algunas fotocopias y comenzó la sesión. La música de Ifukube nos predijo lo colosal de la proyección. La calidad de imagen de «Destroy All Monsters» era increiblemente buena, y con su formato correcto, sin recortes en la pantalla, un lujo desmesurado para los españoles, que nunca pudimos disfrutar de esta película en semejantes condiciones. Los trajes espaciales de los protagonistas, las secuencias de la destrucción de Tokyo por parte de Godzilla, Mothra, Rodan y Manda, el enfrentamiento final de todos los monstruos contra Ghidorah nunca se habían visto ni oído tan bien. Aplausos constantes durante toda la proyección, si bien la gran mayoría procedían de nosotros. José Luis me hizo varios comentarios sobre la dirección de Honda en lo que yo nunca había reparado, y que le agradezco desde aquí. Lo más negativo de la proyección fue sin duda el apestoso doblaje inglés, especialmente el del científico occidental, portavoz del gobierno o lo que fuese, que realmente parecía que su vida iba a llegar a su fin en breves momentos, debido a una voz moribunda, que conseguía sacarnos de la película cada vez que habría la boca. Una experiencia inolvidable. Después nos mostraron el trailer de «Godzilla:Final Wars». Espectacular, si bien en esta ocasión el sonido no estaba todo lo alto que debiera, y que según nos contaba José Luis, había sido mucho más espectacular días anteriores.
Luego comenzó la sesión de «Godzilla vs Megalon». Si ya cuando uno ve la película en su casa, este film te deja hilarante, su proyección en el cine fue aún más desquiciante si cabe. La ridiculez del vestuario de los seatopianos, las estúpidas secuencias de persecuciones y la burda trama quedaron patentes en toda su gloria, sacando carcajadas y aplausos constante de todo el respetable. Pese a que la proyección comenzó a eso de las 03’00, el público estaba muy interesado por no perderse nada de tremendo disparate La vimos en su formato correcto, con una calidad de imagen aún superior a «Destroy All Monsters» si cabe, y con un sonido fabuloso que hacía que la canción de «Jet Jaguar», que algunos como Antonio y alguien más nos sabíamos de memoria, sonara como si fuera la primera vez. Fue quizás la proyección más divertida de todo el Festival, según nos corroboró José Luis.
Al salir del cine, dejamos algunas fotocopias en el mostrador, y nos despedimos de José Luis y su compañero, y de Antonio. José Luis antes de marcharse nos invitó a presenciar la entrevista con John Landis al día siguiente, a las 12’00, en el Auditori. Volvimos a la pensión. Jonathan y yo llegamos a la misma conclusión. Pese a no localizar a Ángel Sala, fue una noche fabulosa.
VIERNES 10 DE DICIEMBRE DE 2004, por Octavio López
No sé si por los nervios pero no conseguí dormirme hasta las 05’00, última vez que oí repicar las campanas de la Iglesia. Nos despertamos a las 09’30, tras un buen desayuno nos dirigimos de nuevo al Auditorio en busca de Ángel Sala y a la cita con José Luis. Pasamos primero por el edificio Miramar, y aprovechamos para visitar la exposición de Star Wars. Tras dejar algunas fotocopias, nos quedamos horrorizados cuando el dependiente nos dijo que sólo queda un ejemplar del libro «Godzilla: 50 Aniversario». Nos lo agenciamos inmediatamente. Nos marchamos espeluznados tras percatarnos cómo dicho dependiente pega un letrero con cinta adhesiva encima del póster del libro (el único que había, según dijo) que expone : AGOTADO
Llegamos al Auditori a las 11’15 y tras preguntar por el Sr. Sala y obtener respuestas esquivas nos sentamos en el sofá del hall. Sobre las 12’00, nos pusimos (me puse) nerviosos y nos levantamos. Vimos a John Landis, director de «The Blues Brothers» y «Un hombre lobo americano en Londres», y a Ken Foreé, protagonista de «Zombi» («Cuando no haya más sitio en el infierno, los muertos caminarán por la tierra»), en sendas entrevistas. Llegaron José Luis y su amigo, que nos informó que no podíamos asistir a la entrevista con John Landis ya que sólo se permitía el acceso de la prensa. No obstante, nos maravillamos al poder fotografiarnos con Paul Naschy, Ken Foreé y finalmente con John Landis, que se mostraron muy cordiales con nosotros. Exaltados por la emoción, y cuando parecía uqe ya habíamos vivido la situación más impactante del viaje, nos encontramos de golpe al doblar una esquina con ¡¡Ángel Sala!!. El director del festival nos concedío la entrevista, se fotrografíó junto a nosotros, nos regaló un ejemplar de libro, nos los firmó, y nos agradeció el CD Conmemorativo con el que le obsequiamos. Nos felicitó por nuestra labor informativa y por nuestras camisetas. Entusiasmados es poco para describir el trato tan amistoso y amable que nos otorgó el Sr. Sala, cosa que le agradeceremos eternamente, y volvimos al centro de Sitges muy nerviosos y exaltados.
Después de pisarle la tabla a un poco amistoso surfista al acabar de hacernos unas fotos en la playa de Sitges con la Iglesia de fondo, nos pasamos por la pensión a dejar las cosas e irnos a comer en una pizzeria que habíamos visto cerca. Justo después de nutrirnos volvemos a la pensión a descansar un poco. A eso de las 16:30 salimos hacia la estación para pillar el tren hasta Barcelona, donde habíamos quedado con Rubén sobre las 18’15.
– Ángel Sala: Fue en los cines de barrio, sesiones infantiles, cuando era muy pequeño y existían estas cosas, ya desaparecidas…
– GENC: ¿Cuál es su película preferida de Godzilla?
– AS: “Los Monstruos Invaden La Tierra” de 1965, “Godzilla vs King Ghidorah” de 1991, “Godzilla” de 1954 por ser la clásica… GENC: ¿Y de monstruos japoneses en general?
– AS: Externo a Godzilla, “Rodan, Los Hijos del Volcán” de 1956. Me encanta esa película.
– GENC: ¿Por qué dedicarle un homenaje a Godzilla, tema que despierta tan poco interés en España?
– AS: Es un monstruo icónico mundial, forma parte de la cultura pop americana. Ademas, es el matrimonio entra la ciencia-ficción oriental y la occidental. Se trata de una explotation de las películas fantásticas norteamericanas, pero bajo la visión de Japón. Según sus miedos, su historia pasada, al tratarse de una alegoría del miedo atómico, pues los japoneses lo vivieron.
– GENC: ¿Cómo ha conseguido proyectar los films?
– AS: Fue una negociación activa con Toho, pese a que no nos dejaran traer Godzilla:Final Wars, la última producción de Godzilla
– GENC:¿Qué criterios ha seguido para realizar la selección de las películas del festival?
– AS: Hemos escogido una de cada década: “Godzilla” la original de 1954, “Destroy All Monsters” de 1968, “Godzilla vs Megalon” de 1972, “Godzilla vs Biollante” de 1989 y “Godzilla, Mothra, King Ghidorah: Giant monsters all-out attack” de 2001.
– GENC:¿Piensa que llegará Godzilla:Final Wars a España?
– AS: No lo sé, últimamente no ha llegado nada, a no ser que sea un fenómeno de recaudación…Es complicado
– GENC: ¿Qué nos puede decir sobre su nuevo libro “Godzilla: 50 Aniversario”?
– AS: Se trata de una especie de Director’s Cut del libro “Godzilla y Cía”, en definitiva, actualizando, completando y ampliando las películas de la serie.
– GENC: Y por último ¿Conoce la Web GodzillaEnCastellano?
– AS: Pues sí, he entrado alguna vez, la verdad es que me parece una iniciativa estupenda.
VIERNES 10 DE DICIEMBRE DE 2004 por Rubén Ortiz (Continuación)
Es una pena que, por cuestiones laborales, no pudiera asistir a las dos primeras proyecciones del homenaje a Godzilla en Sitges. Afortunadamente, los días 10 y 11 sí estuve presente y creo que vale la pena hacer una crónica lo más detallada posible de esos dos días, que han sido sin duda una experiencia única e inolvidable que posiblemente nunca se repetirá. Es difícil describir con palabras las sensaciones que uno siente cuando ve cómo Godzilla ha sido tratado con respeto y admiración por una prestigiosa comunidad que dedica su mayor festival anual al cine fantástico, y sobretodo cuando uno está sentado ante una pantalla de cine viendo a Godzilla rugir atronadoramente mientras la audiencia (reducida en este caso) le dedica un efusivo aplauso. Desde luego pensaba que nunca podría experimentaría algo así, y ahora me alegro de haber podido ser uno de los afortunados en celebrar los 50 años de este icono de la cultura mundial como se merece.
El Viernes comenzó de forma preocupante, pues no había comprado aun la entrada para la proyección de la noche debido a la posibilidad de que al final hubiera algún problema que me impidiera asistir. Como sabía que no se iban a agotar las entradas (realista que es uno) me dije que ya las compraría el mismo día, así que por la mañana intenté comprar el ticket a través del Telentrada y cuál fue mi sorpresa al ver que las proyecciones del día ya no aparecían en lista. Horror. Comuniqué inmediatamente desde mi puesto de trabajo con Octavio y Jonathan, que ya se encontraban en Sitges desde hacía un día, y les pedí que compraran mi entrada en las taquillas del festival. Al menos la cosa se resolvió sin mayores problemas y tengo que agradecérselo a mis dos compañeros de viaje.
Como disponíamos de tiempo sobrado, Jonathan y Octavio se personaron en Barcelona por la tarde para hacer compras y cenar en mi casa. Los recogí en la estación de Sants cuando salí del trabajo y pasamos por Gigamesh, Freaks y Norma Cómics, la «meca» de los seguidores de la literatura fantástica de la ciudad condal. Aunque no había demasido material sobre Godzilla, ambos hicieron compras y al menos no volvieron con las manos vacías. Yo ví el nuevo libro de William Tsutsui «Godzilla on my mind» que posiblemente adquiera un día de estos. Tras una agradable cena en mi casa, salimos para Sitges sobre las 21:45 con los ánimos bien altos y con una conversación que sólo tres seguidores de Godzilla pueden tener. El tren fue puntual y el viaje no dio problemas, cosa sorprendente si tenemos en cuenta que estabamos usando un servicio de Renfe.
Cuando llegamos a Sitges decidimos tomar un café para ayudarnos a aguantar las cuatro horas de proyección que teníamos por delante, así que entramos en un bar que estaba de camino al hostal. El único incidente destacable aquí fueron los 2,20 Euros que le clavaron al pobre Jonathan por una Coca-Cola. Creo que se le fueron las ganas de volver a pedir esa bebida en ningún otro bar durante el resto de su vida. Cuando llegamos al hostal, Octavio y Johnnie recogieron el material que necesitaban y nos pusimos de camino al cine Retiro, el más representativo de Sitges. Por el camino decidimos entrar en otro bar para consumir un segundo café, puesto que preveíamos que el primer café de la noche había sido insuficiente (hay que pensar que yo me había levantado a las 6:30 de la mañana y había trabajado todo el día, y las proyecciones iban a terminar a las 4 de la madrugada). Después reanudamos nuestro camino hacia el cine. Aunque la audiencia que se podía divisar en la puerta no hacía pensar que la sala iba a llenarse, al menos sí fue bastante más numerosa que el día anterior, posiblemente debido a que era viernes noche. Desde aquí tengo que reprender a los organizadores del Festival por su elección de horarios. No se pueden organizar proyecciones de películas tan minoritarias en días laborables a la 1 de la madrugada, y más aun cuando se proyectan dos filmes seguidos y la entrada cuesta 10 Euros. El fracaso estaba anunciado desde el primer día, pero al menos Ángel Sala fue bastante realista y quiso llevar a cabo igualmente el homenaje, algo de lo que tenemos que estarle agradecidos sin duda. Durante la espera en la entrada del cine tuve el placer de conocer a Antonio, un seguidor de Godzilla que viajó desde Tarragona para asistir al homenaje y que Jonathan y Octavio ya habían conocido el día anterior. Una persona encantadora que espero ver algún día en nuestro foro. Sobre las 0:35 abrieron las puertas de la sala y le pedimos al taquillero que no rompiera nuestra entrada, que era su procedimiento habitual y nosotros queríamos conservar tal objeto de culto totalmente intacto.
Cuando elegimos nuestros asientos, Octavio recorrió la sala repartiendo los panfletos de nuestra página web que, para mi sorpresa, fueron recibidos con bastante interés, o al menos esa fue la sensación. Para la hora del comienzo de la proyección la sala debía contener unos 40 asistentes, un auténtico «éxito» si lo comparamos con los 15 del día anterior.
Y llegó el momento. Las luces se apagaron lentamente y comenzó la magia. El logo de Toho nos apareció en todo su esplendor y colorido aunque la música de fondo nos reveló lo que íbamos a ver: el trailer de «Godzilla: Final Wars», una exclusiva del Festival. Dos minutos de frenética acción, planos centelleantes y atronadora música. Evidentemente era la primera vez que lo veía (Octavio y Johnnie ya habían tenido la oportunidad el día anterior) y me pareció correcto pero sin nada novedoso que me hiciera esperar algo diferente a lo que espero de este film. Una ovación y aplauso recibieron al título del film al final del trailer, lo que me hizo ver que los asistentes no eran meros curiosos que no sabían lo que iban a ver. Otro momento de oscuridad y el logo de Toho re-apareció en la pantalla, esta vez acompañado por los primeros compases de la banda sonora de Kow Otani para «GMK». Aunque esperábamos que iba a ser «Godzilla contra Biollante» la primera en ser proyectada, curiosamente fue la película de Shusuke Kaneko la que abrió el maratón de la noche. Al menos comenzamos con un espectáculo. Toho había facilitado copias en 35 milímetros de alta calidad para las proyecciones, aunque sólo permitió el doblaje internacional en inglés desgraciadamente. Así, la calidad de imagen era impoluta, espectacular, mientras la calidad de sonido era bastante buena si no tenemos en cuenta los títulos de crédito, que parecían distorsionar. El formato de proyección fue claramente 2.35:1, lo que llenó completamente la pantalla del cine de lado a lado y nos mostró el film en todo su esplendor. No podría asegurar cuál fue el formato del audio, parecía un Dolby Surround sin demasiadas florituras o un Dolby Digital 5.1 de limitada espacialidad, es difícil de decir. Sea como sea, difrutamos de lo lindo con la película, que se mostró con unos subtítulos en castellano basados en la horrible traducción americana, lo que arrastró dos traducciones con un resultado bastante pésimo, en especial a medida que iba avanzando el film, pues habían frases sin traducir y otras traducidas incorrectamente, lo que provocaba bastante confusión. Al menos tenemos que agradecer la labor de los traductores, que realizaron los subtítulos a toda prisa debido a la tardía llegada de las copias procedentes de Toho. Tal vez el único incidente negativo de esta proyección (si no tenemos en cuenta el doblaje y los subtítulos, claro está) fue la llegada de José Luis (el_clown en nuestro foro). Vino en un grupo de tres personas que, sin saberlo, se pusieron justo delante de la zona de los subtítulos y que para más inri, tardaron un poco más de lo necesario en prepararse para tomar asiento. Aunque sigo pensando que quizá tomaron un poco más de tiempo del que habría sido correcto, también pienso que el «¡Siéntate ya, coño!» que sonó por la parte trasera de la sala fue excesivo. Como se dice por ahí, la paciencia es una virtud y nosotros seguidores de Godzilla lo sabemos mejor que nadie. El agresivo comentario sobraba.
Los aplausos que acompañaron la aparición de los créditos finales al son de la música de Akira Ifukube fueron una señal de que el público había disfrutado con el film; y Antonio, que nunca había podido visionar anteriormente la película, me comentó lo mucho que le había gustado. Evidentemente, yo había disfrutado como el que más, especialmente durante el combate entre Godzilla y Mothra en Tokio, la mejor escena de la película en mi opinión, que en una pantalla de cine cobra proporciones épicas. En la pausa de cinco minutos entre proyecciones aproveché para saludar a José Luis y mantener una agradable conversación con él. Al ser uno de los creadores del vídeo del «Making» del festival, pudo explicarme algunos pormenores y detalles de la adquisición de las copias de Toho y las dificultades de negociar con la compañía japonesa. Desde luego me sorprendió la negatividad y la limitación de miras de la empresa nipona, que pareció no poner más que trabas a un prestigioso festival que deseaba homenajear respetuosamente a su creación. Señores de Toho, aprendamos a ser más abiertos a los mercados extranjeros o nunca conseguiremos nada. Durante la conversación, las luces volvieron a apagarse con lentitud, lo que nos señaló el comienzo de la segunda película de la noche, así que rápidamente asistimos a nuestros asientos para disfrutar de la que iba a ser la última proyección de Godzilla en una pantalla de cine en el Festival de Sitges de este año.
De nuevo aplausos acompañaron la aparición del logo de Toho, aunque en este caso era la versión internacional de fondo azul que se vio durante los años 80 y 90, totalmente falto de encanto y colorido. El comienzo de la música de Koichi Sugiyama indicó la mala calidad de sonido que amenazaba esta proyección, y la desaparición total del sonido durante las silenciosas primeras secuencias del film lo terminó de confirmar. La fidelidad del sonido fue limitadísima, era sonido mono gastado y con un volumen muy bajo, que sencillamente desaparecía durante las escenas en las que no habían sonidos intensos. La banda sonora de Sugiyama casi pasaba desapercibida, y cualquier asomo de espectacularidad se diluía completamente debido a esto. Al menos la calidad de imagen era muy buena, el formato de proyección fue 1.85:1 y, si bien el colorido era un poco pálido, la definición era la adecuada. Así que, entre el sonido, las horas nocturnas a las que nos hallábamos y la falta de ritmo de esta película, tengo que reconocer que me aburrí soberanamente, en especial durante los últimos 30 minutos. No digo que no fuera una experiencia alucinante visionar un film de la serie Heisei en pantalla grande, pero hacerlo en estas condiciones fue menos que adecuado. Y para mi sorpresa, el público fue mucho menos respetuoso, que no dejaba de hacer escuetos comentarios jocosos en algunas escenas y/o elementos a las que no soy capaz de encontrarles el lado cómico. Pero igualmente fue mucho mejor de lo que esperaba, pues «Godzilla contra Biollante» no es precisamente un ejemplo de seriedad cinematográfica.
Al finalizar la proyección, Octavio, Jonathan, Antonio, Jose Luis y su grupo junto a mí, nos reunimos a la salida del cine y comentamos rápidamente algunas impresiones, eso sí, sin detallar demasiado, que eran pasadas las 4 de la madrugada. Tras hacernos un par de fotos, me despedí de Antonio, que iba a regresar a Tarragona y les dije un «hasta mañana» a mis dos compañeros de aventura, pues aun me quedaba una proyección en Brigadoon que íbamos a disfrutar los tres al próximo día. Junto a José Luis regresé a Barcelona en tren, una curiosa experiencia ver en la estación a muchos de los asistentes a las proyecciones. Una agradable conversación fue el punto final a la noche, que desde luego no voy a ser capaz de olvidar nunca. José Luis me comentó muchísimas curiosidades de otras proyecciones y acontecimientos del Festival, y estoy seguro de que podrá facilitarnos material exclusivo muy interesante en un futuro cercano. Evidentemente, parte del material gráfico que tomé con mi cámara digital está disponible en exclusiva en este artículo, que espero que quede para la posteridad como un recuerdo de algo único e irrepetible.
Por si os lo preguntábais, los dos cafés fueron efectivos.
Me metí en la cama a las 7 de la mañana sin pizca de sueño.
SÁBADO 11 DE DICIEMBRE DE 2004 Por Rubén Ortiz
Si tenemos en cuenta que desde Barcelona a Sitges hay unos 35 minutos en tren, lo más lógico es pensar que, si salgo a las 14:15 de mi casa en la ciudad condal, tendré tiempo más que de sobra para llegar puntualmente a una proyección que comienza a las 16:00, «El hijo de Godzilla» en este caso. Pues no, contradiciendo todas las leyes del sentido común, Renfe y el todopoderoso se unieron para impedir que yo llegara a tiempo a la mencionada película. Nada más salir de casa me dí cuenta de que me había olvidado el teléfono móvil, elemento necesario para informar a Octavio y Jonathan de mi llegada a Sitges, así que tuve que volver aprisa para recuperarlo. Al llegar a la estación perdí el tren en mis narices, lo que conllevó 30 minutos de espera sentado en un banco del que tuve que desplazarme gracias a los siempre educados fumadores de turno. El tren llegó 5 minutos tarde, algo a lo que no dí relevancia alguna pero que se sumó a los incidentes de la tarde. Evidentemente, siendo sábado al mediodía, los vagones iban prácticamente vacíos, así que pude escoger mi asiento cómodamente. Pocas paradas después, una voz sonó en los altavoces del tren: «Debido a un problema con el sistema de señalización, este tren finalizará su recorrido en la estación de El Prat. Para continuar con su viaje, suban al tren detenido en la via 1 de la estación de El Prat». No me lo podía creer, para una vez que cojo el tren… ¡y se produce una avería! Yo siempre he dicho que soy gafe, y esto no hace más que confirmar mis sospechas. Salí del tren y entré en el «sustituto», que estaba extrañamente abarrotado y todo el mundo en su interior parecía presa de una inquietud que me indicó que llevaban esperando un buen rato. Pues bien, a esa espera se le sumaron 30 minutos con el tren totalmente detenido allí. Envié varios mensajes a mis dos compañeros de Sitges y les insté a que asistieran a la proyección sin mí. Cuando al final sonó por los altavoces una voz que anunciaba la reanudación del viaje «en breves momentos» pensé que los problemas se habían acabado (aunque iba a llegar tarde de todos modos). Pues nada más lejos de la realidad: el trayecto desde la estación de El Prat hasta Viladecans, que normalmente no debería llevar mucho más de cinco minutos… ¡costó 20 minutos! El tren arrancaba y frenaba continuamente, era algo desquiciante. Al menos, para cuando llegamos a Viladecans, la marcha del vehículo pareció adquirir su rumbo normal y entre todos los incidentes sólo llegué 30 MINUTOS TARDE a la proyección. Gracias, Renfe.
Bajé corriendo por las estrechas calles de Sitges en dirección al edificio Miramar al lado de la iglesia, al que afortunadamente llegué sin problemas. En cuanto entré en la sala ví que estaba llegando en el momento cumbre: el nacimiento de Minilla. Lo que se proyectó fue la versión VHS de Filmax, con sus extraños colores y su mediocre doblaje, pero al menos tiene su correcto formato Widescreen y la calidad de sonido de la sala era muy buena.
Debimos ser unos quince o veinte asistentes en total, incluyendo una adorable niña en primera fila que se tapaba la cara con la chaqueta cuando aparecían las Kamacuras en pantalla.Fue un placer ver cómo aun existe la inocencia necesaria para que algo tan simple como una marioneta manejada con cables sea capaz de provocar el pavor en una niña.
Esta vez no hubo ni aplausos ni incidentes, excepto las risas en los momentos adecuados que no hacían más que demostrar que la audiencia sabía lo que estaba viendo. Cuando terminó la proyección, nos invadió una pequeña tristeza debida a que ya no quedaba ninguna otra película por visionar, y la magia de estos dos días se estaba agotando, quedándonos tan sólo los recuerdos. Pude hacer fotografías a gran variedad de carteles en todo Sitges que indicaban la llegada de Godzilla y paseamos por las calles que estaban atestadas de pósters del Festival en casi todas las tiendas, incluyendo una que había decorado su escaparate con un Darth Vader vestido con traje gris.
Tras pasar por el hostal a recoger las maletas, el «trío Kaiju» nos dirigimos hacia la estación de tren en dirección a Barcelona, donde Octavio y Jonathan debían esperar hasta las 21:00 para coger el tren hacia Castellón. El camino de vuelta estuvo marcado por los recuerdos de estos dos días y la magnificencia de haber podido disfrutar de algo tan especial. Al llegar a la estación de Sants, hicimos una cena rápida en McDonald’s y dimos un paseo por el hermoso Parque de la España Industrial, donde pudimos disfrutar de las luces de Montjuich gracias a la noche especialmente despejada. Y así, un cuarto de hora antes de su salida, nos personamos en el andén donde Jonathan y Octavio subieron a su respectivo tren que ya esperaba pacientemente su salida. Dos apretones de manos y una rápida despedida fue lo último que compartimos, evidentemente felices por haber compartido también algo tan especial durante estos dos días.
DOMINGO 12 DE DICIEMBRE DE 2004 por Octavio López
Despertamos en casa de Jonathan a eso de las 11’00. La noche anterior, antes de irnos a la cama, habíamos visto fragmentos de los DVD’s de «El Monstruo Del Armario», «Godzilla vs Gigan», y la tan publicitada «The Giant Claw» con un monstruo escalofriante de auténtica pesadilla bizarra. Tras un reconfortante desayuno en una churreria cercana consistente en un buen chocolate con churros, por cortesía de la madre de Jonathan, vimos la película de «The Black Scorpion». Bastante entretenida, y un capitulo, el primero de dos partes, de Ultraman. A eso de las 14’30 comimos un exquisito pollo asado, y a continuación vimos el segundo capitulo de Ultraman. La verdad es que apenas había visto nada de esta serie, y me sorprendió gratamente. Y finalmente vimos el final de «Mothra», que teníamos pendiente desde tiempos inmemoriales Johnnie y yo.
Llegaba la hora de partir hacia Alicante, y la vecina de Jonathan nos acercó a la estación. Tras un café, me despedí de Jonathan, de su madre, y de su vecina, y subí al tren que me devolvería a mi hogar, en el asiento 8a del vagón 8. Todo había acabado. Pero había sido una experiencia que ninguno de los que formamos parte de ella olvidaremos. Algo único, que nunca jamás se repetirá, emotivo y maravilloso, basada en la fuerza que surge de una persona por dar rienda suelta a sus aficciones comunes, y de la amistad que emana de ella. Godzilla se lo merecía.
Lo conseguimos