Título español: King Kong contra Godzilla |
Título americano: King Kong versus Godzilla (King Kong contra Godzilla) |
Título japonés: Kingu Kongu tai Gojira (King Kong contra Godzilla) |
Año: 1962 |
Duración: 98 minutos |
Música: Akira Ifukube |
Director: Ishiro Honda |
Productor: Tomoyuki Tanaka |
Guión: Shinichi Sekizawa, Basada en un guión de George Worthing Yates y una historia de Willis O’Brien |
Intérpretes: Tadao Takashima, Yu Fujiki, Kenji Sahara, Mie Hama, Akiko Wakabayashi, Ichiro Arishima, Jun Tazaki, Akihiko Hirata |
Monstruos: Godzilla, King Kong, pulpo gigante |
Argumento: Tras emerger del iceberg en el que yacía enterrado, Godzilla se dirige hacia Tokio mientras una compañía farmacéutica descubre a King Kong en una remota isla del océano pacífico. El gorila es capturado y llevado hacia Japón, pero escapa de su cautiverio. Pronto estos dos titanes se encontrarán pues las autoridades deciden que la única manera de derrotarlos es enfrentarlos en un espectacular combate en el monte Fuji |
Análisis:
La película más taquillera de la serie es también la más difícil de encontrar en España con su doblaje original, hecho sorprendente dado su tardío estreno, su amplia distribución y su estatus de ‘legendaria’ entre los seguidores del género. La historia del rodaje de este film no comienza en Japón como muchos podrían pensar, sino en Estados Unidos, cuando el director de efectos visuales de King Kong (1933) Willis O’Brien gestó una interesante historia en la que el monstruo de Frankensteinterminaba enfrentándose con el gorila gigante, además de una serie de bocetos que mostraban la lucha entre los titanes. Tras presentar su guión y sus ilustraciones a varios estudios, O’Brien terminó en las manos del productor John Beck de RKO Radio Pictures, que a su vez contrató al guionista George Worthing Yates para desarrollar un guión. Yates re-bautizó a Frankensteincomo ‘Prometeo’ y escribió un guión titulado «King Kong vs Prometheus» que fue anunciado públicamente el 2 de Noviembre de 1960 como el título de la próxima película de King Kong en los Estados Unidos. Pero ni siquiera Yates pudo conseguir financiación de ningún estudio (posiblemente debido al extenso y caro trabajo de la técnica de efectos visuales stop-motion) lo que le llevó a consultar a los estudios Toho. Ya hacía tiempo que la productora japonesa estaba esperando una buena oportunidad de hacer regresar a la gran pantalla a su estrella Godzilla (hacía siete años del estreno de El rey de los monstruos), y vieron esta oportunidad como algo único que había que aprovechar. Así, Beckhizo un trato con Toho que solamente incluía la posibilidad de utilizar el nombre de King Kong a cambio de cederle los derechos exclusivos para estrenar la producción resultante en los Estados Unidos (sin estar obligados a usar el guión de «King Kong vs Prometheus», aunque se utilizó como base para muchas ideas). Willis O’Brien no fue informado de todo esto, y cuando se enteró del turbio asunto quedó muy decepcionado y lo más triste es que jamás fue pagado por el uso de varias de sus ideas en la versión final de King Kong contra Godzilla, y su nombre ni siquiera aparece en los créditos. Willis O’Brien murió el 8 de Noviembre de 1962.
Toho decidió volver a contratar al mismo equipo creativo que tan buen resultado dio con la lucrativa Japón bajo el terror del monstruo. Así, y con los derechos para utilizar al titán americano ya asegurados, el guión final de KKCG fue escrito por Shinichi Sekizawa e Ishiro Honda, lo que resultó en una historia cómica muy crítica y llena de sátiras hacia el retorcido mundo de la publicidad, el comercialismo y los trucos empresariales. Desde luego era una historia muy adecuada en el Japón de aquella época, cuando la televisión se estaba convirtiendo en un circo de desfile de estrellas y enriquecimiento de los que más pagaban por su publicidad (más o menos lo que sucede hoy en día en todo el mundo). Para ampliar las posibilidades del guión y explicar el sorprendente cambio de tamaño y aspecto de King Kong(el monstruo no medía más de quince metros en la película de 1933) se acordó que la criatura que aparece en este film NO representa la misma, sino otro gorila gigante del mismo nombre que vive en una isla rodeado de circunstancias parecidas. Vamos, un sencillo truco que evidentemente fue motivo de disgusto entre los fans, aunque resultó ser la menor de sus preocupaciones en vista de lo que les iba a deparar el resultado final en la pantalla. Toho incluyó su producción en el grupo de películas que iban a celebrar el 30 aniversario de la creación de los estudios, lo que aseguró un alto presupuesto y brindó la posibilidad de conseguir tres hitos técnicos: KKCG fue la primera película de la serie que se rodó en Widescreen, color y sonido estereofónico. Por si eso fuera poco, el regreso deAkira Ifukube, que por aquellos tiempos era el compositor musical más preciado de todo Japón, iba a suponer un toque más de calidad y continuidad a un producto que parecía estar destinado a convertirse en la película más legendaria de toda la serie. No está clara la razón por la que Eiji Tsuburaya se decantó por el diseño del traje de King Kong que aparece en el film, algunos dicen que Tsuburaya pensaba que un gorila de aspecto real pero de 60 metros de altura iba a ser demasiado terrorífico para los niños, otros dicen que era una burla del producto americano a favor del suyo propio japonés. Sea como sea, el aspecto de King Kong en la película es dantesco, era de suponer que Tsuburaya iba a decidirse por usar el suitmation en contra del carísimo stop-motion, pero nadie podía esperar este resultado, pues el gorila muestra un cuerpo demasiado humano que cambia de proporción con respecto a sus brazos en cada plano y además, tiene una cara de marioneta infantil casi totalmente inmóvil que desde luego no provoca terror, sino todo lo contrario. Por otro lado, el traje de Godzillaes una evolución natural entre el que vimos en El rey de los monstruos y el que aparecería dos años más tarde en Godzilla contra los monstruos; es decir, tiene un aspecto muy superior al primero pero aun parece demasiado grande para el actor que lo encarna, lo que supone un aspecto de goma que se arruga con cada movimiento, restando realismo a un disfraz creado con la agilidad en mente (la lucha entre King Kong y Godzilla tenía que ser el punto álgido de todo el film).
Tras varios meses de rodaje y post-producción, KKCG se estrenó en Japón el 11 de Agosto de 1962, casi al mismo tiempo que Chushingura de Hiroshi Inagaki y Sanjuro de Akira Kurosawa, dos películas consideradas clásicos hoy en día. ¿Pero es KKCG un clásico? La espectacular cifra de más de once millones de espectadores y el enfrentamiento único entre los dos monstruos más conocidos de la cinematografía mundial, son dos elementos que han ayudado a que la película se haya convertido en el film clave de toda la serie, pero eso no significa que el producto final estuviese a la altura de las circunstancias. En mi opinión, KKCG es una oportunidad desaprovechada, un descuidado intento de crear un film cómico cuando las condiciones propiciaban algo grandioso y sobretodo SERIO. La poesía de King Kong y la magnificencia de Godzilla juntos podría haber dado como resultado una película majestuosa y espectacular, y lo único que nos queda es una extraña comedia muy entretenida pero repleta de secuencias ridículas, efectos visuales pobres en los momentos menos indicados y un desarrollo que deja de lado totalmente la singularidad de la ocasión. King Kong podría haber sido Ebirah o Mothra y el resultado final habría sido casi el mismo. Es totalmente desconcertante como Toho no trató de crear la producción épica que se les había brindado con los derechos del gorila gigante, para decantarse por este film que no está entre los mejores de la serie, ni de lejos. El único que se tomó KKCGde una manera épica fue Akira Ifukube, que creó una de sus bandas sonoras más ricas y temáticas, que supuso la introducción del tema de Godzilla que todos conocemos hoy en día e incluye melodías grandiosas muy a la altura de lo que se podría haber esperado. Y por desgracia todo esto es sólo la mitad de esta historia, pues la versión americana que se estrenó en los cines de todo el mundo es aun peor, pero es mejor hablar de ella más delante. Carl Denham dijo en elKing Kong original: «La belleza mató a la bestia». ¿Qué fue lo que mató la creatividad e imaginación del equipo de Toho?
Lo Mejor:
No se puede decir que KKCG es una película mala, pues sus componentes de aventura y diversión ya son bastantes como para hacer que la función sea de lo más entretenida. Siendo la primera Kaiju Eiga en color, Honda puede recrearse en sus delirios cromáticos y regala nuestros ojos con una variedad de secuencias llenas de colores chillones y fabulosos, una tendencia que mantendría durante el resto de su carrera a lo largo de los años 60. El ritmo y el desarrollo del film están muy cuidados, y los personajes, aunque cómicos y bidimensionales, se establecen claramente desde las primeras escenas, a lo que ayudan las correctísimas interpretaciones. Sin duda es claramente uno de los exponentes de la época dorada de las Kaiju Eiga, la lástima es que no alcanza la brillantez de las tres producciones posteriores a ésta.
Es interesante observar que, aun viendo muchas caras conocidas, el reparto de actores no incluye muchos de los rostros que veremos repetidos hasta la saciedad en el futuro, como Akira Takarada o Yoshio Tsuchiya, así que no tendremos esa extraña sensación de redundancia que impregna a ciertos filmes de este género. Eso no significa que estemos ante un reparto de desconocidos para nosotros, y en este caso la mayoría de los actores demuestran un nivel de madurez muy acorde con las necesidades interpretativas de una comedia. Es precisamente en mi opinión el protagonista Sakurai, al que encarna Tadao Yamashita el que menos me agrada del grupo y se muestra bastante más limitado que su amigo Fujita, por ejemplo (correctamente interpretado por Kenji Sahara, que pronto pasaría a protagonizar la serie de televisión Ultra Q) o la novia de éste y hermana de Sakurai, la hermosa Fumiko, que es llevada a la pantalla por una legendaria del género, Mie Hama. Esta actriz siempre se mantendrá viva en mi memoria por su excelente interpretación de la representante de ‘un cierto país asiático’ que trabajaba con el Doctor Who en King Kong se escapa. En KKCG incluso se le permite una escena muy reminiscente de Japón bajo el terror del monstruo cuando el tren en el que viaja hacia Hokkaido es atacado por Godzilla; Fumiko no alcanza el camión de evacuación y se queda perdida en el bosque cuando aparece Godzilla. La puesta en escena y el primer plano de su cara cuando grita de terror son un claro ‘regreso’ a la isla de Odo y a cierta situación casi idéntica con Emiko Yamane. ¿Un auto-homenaje de Honda? Por cierto, la secuencia del tren me parece una de las mejores de todo el film, sin duda. Lo triste es que, aun con todo esto, la participación de los dos personajes femeninos del film (Hama y Akiko Wakabayashi) es terriblemente limitada, y es seguro que Fumiko fue añadida en el guión tan sólo para convertirse en el interés ‘amoroso’ de turno del gorila gigante. Pero no puedo hablar de actores sin mencionar al que de verdad se lleva el gato al agua interpretativamente hablando, que no es otro que Ichiro Arishima, que proporciona una actuación cómica brillante con su papel del señorTako. Sin duda el personaje que más se mantiene en la memoria del espectador tras el visionado de la película, el jefe de la compañía farmacéutica muestra una personalidad histriónica y delirante, y se convierte en el centro de atención de cualquier escena en la que aparezca. El doblaje original español de este personaje también era excelente, muy a la altura de la genial interpretación deArishima, al que no hemos vuelto a ver en ninguna Kaiju Eiga que yo sepa. Por desgracia el re-montaje americano de KKCG eliminó gran parte de las secuencias con su personaje y hay que visionar la versión original japonesa para poder disfrutar de este divertido e inquieto individuo.
Técnicamente hablando no hay mucho más que alabar, pues los efectos de Eiji Tsuburaya no son especialmente brillantes en esta ocasión (y eso que intentó nuevas técnicas, como por ejemplo soldados dibujados a mano que atan al gorila con el hilo irrompible para su elevación con los globos), a lo que no ayuda precisamente la ridiculez del traje de King Kong. Algunos planos del ataque nocturno del gorila gigante a Tokio son adecuadamente tétricos y atmosféricos, y la primera aparición de Godzilla en el interior del iceberg es muy dinámica y proporciona un toque de continuidad con la anterior El rey de los monstruos. De hecho, todos los momentos a bordo del SeaHawk en el polo norte son excelentes, mejorados si cabe por la grandiosa banda sonora de Akira Ifukube. Aquí en el pico creativo de su carrera, el conocido compositor japonés nos deleitó con una partitura musical que parece ser lo único que consiguió capturar lo épico del encuentro entre King Kong yGodzilla que los señores de Toho no supieron (o no quisieron) ver. Desde los mencionados momentos en el interior del SeaHawk hasta el combate entre las dos bestias gigantes, Ifukube se permite una amplia variedad de temas que solamente se vuelven repetitivos por el excesivo uso de la danza ritual nativa y el demasiado sencillo tema de King Kong. Pero por lo demás creo que Ifukube supo plasmar muy bien en su música el ambiente grandioso del que carece la película, y recuerdo que ya escuchando los primeros compases en la pantalla mientras el colorista logotipo de TohoScope hacía su aparición, me di cuenta de que la banda sonora iba a ser algo especial. Y ya para finalizar esta parte que se ha alargado más de lo que tenía pensado, creo que las mejores escenas del film son el ataque de Godzilla al tren y el ataque nocturno de Kong a la ciudad de Tokio
Lo Peor:
Ya he comentado la falta de elementos que recuerden a la magnificencia del «King Kong» original de 1933, así que no vale la pena repetir eso. Lo que sí es bastante curioso observar como KKCG trata de imitar en varios momentos la película de Schoedsack, fallando estrepitosamente con cada torpe tentativa. La isla de Faroh con su muro de madera es claramente una referencia a la isla de la Calavera, e incluso los nativos tienen un cierto parecido (salvando las distancias, por supuesto), sobretodo en el idioma que chapurrean, la gran diferencia estriba en que en este caso el extraño dialecto parece totalmente improvisado por el actor Yoshio Kosugi, con resultados francamente risibles. El posterior enfrentamiento entre King Kong y el pulpo (Odako en japonés) recuerda bastante al combate entre el gorila y la serpiente gigante en la cueva del Terodáctilo del film de 1933. El uso de un pulpo vivo añade un toque de realismo a la secuencia, toque que se nos viene abajo en cuanto es sustituido por una marioneta que se sube encima de Kong en un plano rodado a la inversa. Además, la mala sincronización del metraje real (los nativos en primer plano) con el fondo del pulpo real hace que haya movimientos de cámara inadecuados, pareciendo que el ‘mundo’ entero se mueve bajo los pies de éstos. Muchos sonidos viscosos y un tentáculo pobremente animado en stop-motion coronan esta pésima escena. Aunque en lugar de utilizar bombas de gas los nativos le ofrecen zumo de bayas somníferas llamadas Sohma, el momento de King Kong cayendo dormido ante el grupo y su posterior decisión de llevarse al monstruo a la ciudad parecen imitaciones plano a plano de la original. También el encuentro entre el tren elevado y Kong en la ciudad está claramente influenciado por la película de Schoedsack, sólo que en esta ocasión el gorila SÍ encuentra en su interior a la mujer que le interesa (en este caso menuda coincidencia que sea precisamente la protagonista). La coge en su mano (por momentos es sustituida por una evidente muñeca con resultados espeluznantes) y a falta de rascacielos en la ciudad de Tokio en 1962, no se le ocurre otra cosa que subirse al edificio del parlamento, construcción cuya altura no supera la cintura de gorila. Francamente penoso. Como ya es evidente, todos estos momentos de ‘imitación’ son realmente pobres, y hacen parecer a la película tan terriblemente alejada del clásico de 1933 como lo está el traje de Kong. Ya lo he comentado antes, es posiblemente el traje de gorila más patético de la historia del cine. Si el cambio del tamaño de los brazos de plano a plano no es suficiente, en los primeros planos de su cara se utilizó una marioneta de aspecto TERRIBLE que no encaja ni empujando con el traje de cuerpo entero de la bestia. Totalmente inexpresivo, estoy seguro que este freak debió ser motivo de risa en casi todas las proyecciones del film. Por fortuna el nuevo disfraz para Godzilla está mucho más conseguido aunque se aleja del ceñido y adecuado traje que veríamos en la próxima Godzilla contra los monstruos. Pasando a otro tema, aunque antes ya he comentado las buenas interpretaciones de la mayoría de actores, no puedo dejar de sorprenderme ante la exagerada sobreactuación de algunos de ellos. Vamos a ver, el mundo cinematográfico japonés no tiene nada que ver con las técnicas de rodaje occidentales, y el modo de interpretación de los actores es donde más se nota. Normalmente los intérpretes japoneses tienden a sobreactuar más que los occidentales, pero no comprendo como Konno, el traductor terriblemente ‘untado’ en betún que forma parte del trío que desembarca en la isla EXAGERA tanto. Si a eso le unimos los pésimos diálogos improvisados del jefe nativo, el aspecto ‘de estar por casa’ de los nativos y la comicidad del momento con la radio roja, estamos ante uno de los peores momentos del film. Claro que deberíamos juzgar a KKCG como lo que es, una comedia y una sátira, pero cuando uno se acostumbra a la seriedad de anteriores y posteriores películas de Godzilla, toda esta ridiculez parece fuera de lugar y ‘canta como una almeja’ en el conjunto de la serie. Por si eso fuera poco el argumento de la película parece un poco disperso, como una sucesión de situaciones creadas específicamente para imitar los momentos del «King Kong» original y sobretodo, para desembocar en la inevitable batalla entre los titanes, como si lo demás no importara demasiado. Y lo triste es que ni la batalla final es lo grandiosa que se podría prever. Es como un combate de lucha libre americana pero sustituyendo a los forzudos ‘wrestlers’ por ridículos ‘kaiju’. Los momentos de ridiculez son comparables, y los movimientos de los monstruos son totalmente humanos. Haruo Nakajima dijo en una entrevista:
«Utilicé elementos de la lucha libre profesional y movimientos del Godzilla original. Modifiqué la manera en la que se movía y eso lo hizo aun más difícil. Nadie del equipo, incluyendo a Tsuburaya, tenía ni idea de cómo coreografiar una lucha».
Ni siquiera se intentó localizar la batalla cerca de alguna urbe para dar vistosidad al conjunto, y no hay intentos de crear escala o tamaño en las perspectivas de la batalla, lo que resulta en que el espectador solamente percibe la realidad: dos tipos disfrazados dándose golpes. En algunos momentos los monstruos son sustituidos por patéticas marionetas controladas a mano e incluso hay un brevísimo plano en stop-motion que verdaderamente podrían habérselo ahorrado. Y encima, cuando todo parece perdido para Kong, cuyos hábitos alimenticios ahora incluyen misteriosamente la electricidad… ¡estalla una tormenta! Vaya por Dios, qué casualidad. Hasta la batalla parece improvisada, la falta de cuidado en algunos momentos es verdaderamente sorprendente. Y la resolución tampoco es ninguna maravilla, por desgracia. Supongo que Toho debió encontrarse ante una peligrosa encrucijada, pues hacer ganar a Godzilla suponía un elemento de soberbia por su parte, como un intento de demostrar que lo japonés es superior. Pero claro, dar la victoria a Kong significaba pasar el testigo de «rey de los monstruos» a la creación americana… una decisión difícil, ¿verdad? La solución de Toho, aunque decepcionante y poco original, es ciertamente elegante. Un semi-empate. Ambos monstruos caen al mar en medio del fragor de la batalla y desaparecen bajo las aguas. Cuando parece que vamos a tener la misma resolución ambigua de La batalla de los simios gigantes, Kong emerge a la lejanía y emprende su viaje de vuelta a los estudios RKO… estooo… a la isla Faroh. ¿Ha vencido a su enemigo que yace derrotado en el fondo del mar? ¿O ha vencido Godzilla y Kong demuestra su rendición huyendo? De hecho no se sabrá nunca, ni en la versión americana ni en la versión japonesa pues, a pesar de los que hayáis podido escuchar, ambas comparten el mismo final.
Montajes Alternativos, Versiones Extranjeros y Curiosidades Varias:
Aunque parece ser que John Beck no participó en nada a lo largo del proceso creativo de KKCG, su contrato con Toho le cedía derechos exclusivos de distribución cinematográfica y televisiva en Estados Unidos, Canadá, Alaska, Inglaterra e Israel, incluyendo el permiso para modificar a su gusto el producto final. Tras regresar de Japón con todos esos privilegios bajo su brazo, Beck vendió sus derechos a Universal International, en un movimiento que ha asegurado a esta compañía los derechos exclusivos del film durante todos estos años. De hecho la versión americana de KKCG sigue siendo la única película de la serie cuyos derechos todavía no han vuelto a manos de Toho, sólo ellos sabrán qué tipo de contrato firmaron con Universal para conseguir tal hazaña. Considerando la versión original japonesa como algo difícil de estrenar en Estados Unidos de manera intacta, Universal aceptó un proceso de «americanización» que transformó la entretenida producción oriental en una espesa sucesión de escenas inconexas, momentos de ridiculez extrema y un empeoramiento general de un film que ya presenta serios problemas en su montaje original. Tras contratar a los guionistas noveles Paul Mason y Bruce Howard para escribir algunas secuencias adicionales, se llevó a cabo el proceso de «americanización» que fue dirigido por un tal Thomas Montgomery, nombre que es casi seguro un seudónimo de algún director que no quería que su nombre apareciera en el film, pues no existen referencias ni filmografías relacionadas con él. Lo mismo puede decirse de Michael Keith, que interpreta al periodista de las Naciones Unidas Eric Carter, otro desconocido sin ninguna participación anterior o posterior en otra película, parece ser. De hecho, no es de extrañar. Las escenas añadidas en el re-montaje americano son aburridas, baratas, sosas y encima contradicen hechos establecidos en la continuidad de la serie, algo de lo que nadie podría sentirse demasiado orgulloso. Las nuevas escenas se rodaron en un pequeño decorado alquilado en los estudios Samuel Goldwyn en Hollywood, y el encargado del ‘atrezzo’ no debió tener demasiado trabajo, pues solamente vemos una mesa, un mapa que parece usado, un teléfono, una bandera de las Naciones Unidas bastante destartalada y un libro de dinosaurios para niños que es utilizado por el doctor Johnson para explicar su particular teoría del «origen» de Godzilla, en la que es una de las secuencias más desafortunadas de todo el film. Lo que queda del montaje original japonés está disperso, recortado y desordenado, y cada vez que la historia parece ponerse interesante todo se interrumpe para mostrarnos en pantalla la cara sonriente de Eric Carter que nos explica lo que está sucediendo, como si fuéramos retrasados mentales y no pudiéramos entenderlo por nosotros mismos. Y encima los momentos doblados al inglés muestran una asombrosa falta de respeto y fidelidad por el dialogo original: los «callos» de Furue son una fiebre de la jungla en realidad, Fujita viaja en barco y no en avión (cuando Tamiye le enseña el periódico a Fumiko se ve claramente un barco y NO un avión), y lo que hace Furue durante la batalla de los monstruos es grabar el audio con un evidente micrófono y no una «prueba de iluminación». De verdad que es patético. Cambiando de tema, se eliminó tal cantidad de metraje de la versión japonesa que no sabría ni por dónde empezar a enumerarlo, así que lo mejor es comparar ambos filmes tras su visionado para llegar a entender el alcance de la atrocidad americana. Si bien todas las escenas añadidas a la película son ridículas e innecesarias, hay dos momentos que llegan a rozar la sublimidad en su «grandeza»:
– El submarino Seahawk ha lanzado su señal de socorro y un helicóptero americano (incluso hablan inglés en el original japonés) avista la mancha verdosa al lado de un iceberg. De repente el iceberg se agrieta y de su interior aparece Godzilla. El piloto del helicóptero exclama frenéticamente: «¡Godzilla!». Acto seguido vemos aparecer en pantalla el careto de Eric Carter que masculla: «El mundo se asombra al descubrir que aun existen criaturas prehistóricas en el siglo XX». Así que si el descubrimiento de Godzilla supone una sorpresa para todo el mundo, ¿cómo narices el piloto conocía el hombre de la bestia? Por si eso fuera poco, luego aparece el doctor Johnson y nos cuenta que el Gran G podría ser un dinosaurio despertado de una animación suspendida, «un cruce entre un Tiranosaurio Rex y un Estegosaurio». ¿Los brillantes guionistas Mason y Howard habían visto alguna vez una película anterior de Godzilla? ¿Sabían quién era el monstruo?
– Los americanos son los mejores, qué listos son. Y si no fijaos cómo el doctor Johnson es el primero en decir que seguramente Godzilla se dirigirá hacia Japón «porque allí se han descubierto fósiles parecidos a él» y que él y Kong se enfrentarán instintivamente. Menuda eminencia. Por si eso fuera poco, el momento de estupidez definitiva llega cuando los americanos quieren darse crédito de la operación de ataque a Godzilla, con lo que el doctor Johnson dice «Siendo un reptil, Godzilla podría huir de la electricidad» (en un siniestro primer plano de la jeta del doctor). Vamos, que todo lo que hacen los japoneses en la película es gracias a la suprema inteligencia de los americanos y ese pedazo de doctor.
En fin, ya se ve el nivel de majadería alcanzado. Y bueno, para rematar el trabajo, la espléndida banda sonora de Akira Ifukube fue eliminada casi al completo, tan sólo dejando el cántico ritual y un cortísimo tema cuando Sakurai y Furue se adentran en la jungla de la isla Faroh. El resto de música son inadecuados temas sacados de los archivos de Universal, y se incluye música de películas como La mujer y el monstruo y Frankenstein metes the wolfman, una película diez años anterior, con lo que la música va variando en calidad sonora a lo largo de todo el film. Sólo por este factor ya destruyeron un gran porcentaje de lo que es disfrutable en el montaje original japonés. Bueno, no creo que haga falta comentar nada más de este engendro que, tristemente, fue la versión que se estrenó en casi todo el mundo, incluyendo España, privando así a los espectadores de una entretenida comedia y de una maravillosa partitura musical. Pasando a otras cosas, el pulpo que ataca al poblado de la isla Faroh es, como ya he comentado, un pulpo vivo que los técnicos de Tsuburaya empujaban con palos a lo largo de un decorado en miniatura. La secuencia se intentó infructuosamente con diferentes pulpos y se puede ver escenas del rodaje en el vídeo Toho unused special effects clips, donde se aprecia claramente la enorme dificultad del equipo para conseguir que el animal realizara las acciones deseadas. En una entrevista para Cult Times con el técnico de efectos visuales Teruyoshi Nakano, éste declaró que tras completar las secuencias, Tsuburaya terminó tan enfadado con uno de los pobres animales que se lo comió. Sin comentarios.
Si la película es esquiva en España, hace años también lo fue en Japón, como demuestran las desventuras de Toho en sus diversos lanzamientos videográficos. Durante los re-estrenos cinematográficos de diversos filmes de la serie a finales de los 60 y principios de los 70, en lo que se llamó el «Champion Festival», las duraciones de los filmes fueron recortadas para conseguir sesiones dobles y más niños en las salas. KKCG fue una de las víctimas de este proceso de mutilado, y su duración original de 98 minutos se vio reducida a unos ridículos 74 minutos.Cuando Toho se decidió a lanzar la película en formato VHS en 1985, parece ser que no encontró una copia completa en buen estado de su film, así que utilizó la versión de 35 mm del «Champion Festival» añadiendo los 24 minutos restantes de otra copia de calidad inferior. El resultado: las escenas de ésta última copia aparecían teñidas a un color marrón pálido, llenas de suciedad y rayadas. Durante casi diez años esa fue la única manera de disfrutar KKCG en Japón, hasta que la película fue re-editada en VHS y LaserDisc a mediados de los 90, donde apareció por fin de una manera completa y con una calidad de imagen no perfecta pero aceptable. Aun así, la calidad de imagen del film se resiente incluso hoy en día, y la versión en Dvd que lanzó Toho Video en 2001 muestra una imagen que dista mucho de ser impoluta, los colores no terminan de brillar como deberían, algunos planos muestran una extraña coloración y la definición es menor que en otras ediciones como Ghidorah, el dragón de tres cabezas. ¿Podremos alguna vez ver KKCG en buenas condiciones? ¿Me oyen, señores de Toho?
Por Rubén Ortiz (gamera77@hotmail.com)