Título español: Godzilla |
Título americano: Godzilla (Godzilla) |
Año: 1998 |
Duración: 124 minutos |
Música: David Arnold |
Director: Roland Emmerich |
Productor: Dean Devlin |
Guión: Dean Devlin, Roland Emmerich |
Intérpretes: Matthew Broderick, Jean Reno, Maria Pitillo, Hank Azaria, Kevin Dunn, Michael Lerner, Harry Shearer |
Monstruos: Godzilla, Bebés Godzilla |
Argumento: Las pruebas atómicas realizadas por los franceses en Mururoa hacen mutar a una iguana que se transforma en un monstruo de 120 metros de altura. Cuando el animal llega al período de procreación, elige Nueva York como el nido perfecto para poner sus huevos. En su viaje hacia Estados Unidos, el monstruo ataca diversos barcos, y un superviviente japonés bautiza al animal como ‘Godzilla’. |
Análisis:
La larga historia de la versión americana de Godzilla se remonta a 1983. Por aquellos tiempos, el cine de ciencia-ficción había renacido con fuerza en los Estados Unidos gracias a La guerra de las galaxias, así que todas las productoras estaban locas por hacer films de fantasía para poder explotar el filón lo antes posible. La idea de realizar un Godzilla americano fue del director Steve Miner, que quería realizar una especie de remake de Japón bajo el terror del monstruo, pero haciendo que el monstruo fuera muy agresivo y transformando un ridículo hombre disfrazado en una espectacular criatura creada a través del método stop motion (fotograma a fotograma). Encargó un guión a Fred Dekker, que lo tituló Godzilla, king of the monsters. La historia no era demasiado original, y se centraba particularmente en un grupo de personas que intentaban sobrevivir a un ataque de Godzilla a la ciudad de San Francisco. Las razones del ataque del monstruo eran puramente paternales: el animal buscaba a sus crías. ¿No os suena de nada? Pues sí, realmente parece una mezcla de la nunca producida The volcano monsters y la famosa producción británica Gorgo. En un principio, Miner tenía en mente realizar la película en 3-D, pero las dificultades de realizar semejante hazaña con figuras de poco más de 50 centímetros movidas fotograma a fotograma le llevaron a abandonar esa idea. Tras llevar el guión a grandes empresas (como la Warner Bros), el director vio cómo su visión era descartada por problemas presupuestarios.




En declaraciones al libro When dinosaurs ruled the screen, el propio Steve Miner explica «Yo no era un director que supiera demasiado de presupuestos, y eso limitó las posibilidades de la película. El presupuesto estimado para realizar un film bien hecho era de 25 ó 30 millones de dólares, lo que fue considerado demasiado caro. Además, la gente de marketing estaban convencidos de que no importaba cómo hiciéramos la película, Godzilla siempre sería un film para niños y tendría una audiencia limitada.» Por si eso fuera poco, 1983 fue una época en la que muchos estudios habían estrenado películas de altísimo presupuesto, lo que hizo que nadie quisiera arriesgarse en otra super-producción. Y así terminó el proyecto de Steve Miner, del que sólo existió un guión, algunas buenas ideas y muchos story-boards (los podéis ver en libro When dinosaurs ruled the screen). Y no se volvió a saber nada más sobre la versión americana de Godzilla hasta mediados de los años 90, cuando la productora estadounidense Tri-Star compró los derechos del monstruo a la Toho. Tras diversos cambios de director y una multitud de guiones distintos (uno de ellos idéntico al de Gamera, el guardián del universo), en 1996 los dos chapuceros directores de la basura llamada Independence day accedieron a llevar a cabo el sueño de Miner.




Roland Emmerich y Dean Devlin son los dos individuos a los que me refiero. Emmerich es un monigote sin capacidad de decisión que sigue como un perrito faldero al micro-cerebro Dean Devlin, una especie de infra-guionista que no sabría escribir ni un cuento para niños de seis meses. Por supuesto, la notícia conmocionó a los fans, ¿cómo era posible que Toho hubiese accedido a dejar a su monstruo estrella en manos de esos dos animales de bellota? La razón había sido monetaria, por supuesto: el inmenso éxito de Independence day en Japón había cegado por completo a los directivos de la compañía, que dejaron hacer cualquier cosa a los americanos con tal de sacarse una molla. Y así, en Abril de 1997 comenzó la post-producción del temido Godzilla del tándem Devlin/Emmerich, una de las películas más previsibles y uno de los desastres más anunciados de la historia del cine. Sólo hace falta leer cualquier número de la revista estadounidense G-Fan para convencerse: los fans dejaban por los suelos a una película ¡que ni siquiera había entrado en fase de pre-producción! Y, por supuesto, todas las «expectativas» se cumplieron. La multitudinaria campaña publicitaria no hizo más que empeorar las cosas, ya que Tri-Star invirtió 7.000 millones de pesetas tan sólo en publicidad, aumentando si cabe las expectativas de la gente que no sabía nada sobre su director y su guionista. Durante todo el año 1998 America se llenó de carteles publicitarios por todos lados, los trailers inundaban cualquier proyección cinematográfica y las revistas de cine no hablaban de otra cosa. Sin duda, Godzilla resultó ser una de las películas sobre las que más secretismo se ha guardado: Devlin y Emmerich estaban obsesionados con mantener en secreto el aspecto del nuevo monstruo, realizado por ordenador y que sólo mantiene dos características del original: las placas óseas de su espalda y la parte final de su estentóreo rugido. Claro, los periodistas se pirraban por conseguir alguna fotografía, y todo eran rumores y noticias sin confirmar (incluso se llegó a decir que el animal caminaría a cuatro patas). Al final Emmerich y Devlin se salieron con la suya: la gente no pudo ver cómo sería el nuevo Godzilla hasta el momento de entrar en la sala a ver la película. Y así, con todo este embrollo y con los fans temiéndose lo peor, el 20 de Mayo de 1998 se estrenó la esperadísima Godzilla en versión anglosajona. ¿El resultado? Un relativo fracaso de taquilla y críticas que dejaban el film a la altura de una mierda envuelta en papel de periódico. En su primera semana en cartel, Godzilla recaudó tan sólo 8.250 millones de pesetas, que no es demasiado si se compara con el dinero invertido en publicidad. Esto hacía prever que Tri-Star intentaría recuperar los ingresos perdidos a través de los estrenos en el resto del mundo, y efectivamente así fue. Cada país donde se ha estrenado se ha visto invadido por todo tipo de anuncios y carteles, y España no ha sido una excepción. Durante todo el mes de Agosto hemos estado expuestos a un auténtico bombardeo publicitario en todos los medios, una campaña casi comparable a la que se hizo en Estados Unidos. Y al menos, si esto no impulsa el éxito del film (que lo hará), sí que ha generado un interés renovado por las películas del Gran G que hacía años que no se veía por estos lares (la colección kaiju eiga de Filmax, los cómics de Norma y los estrenos en vídeo de algunos títulos de la serie de Heisei de Manga Vídeo lo demuestran; son tiempos excitantes para los fans de Godzilla y compañía). Y de este modo, tras varios incomprensibles cambios en la fecha de estreno, el film se ha estrenado hoy, día 28 de Agosto de 1998. Ayer pude visionarla en un preestreno de los Glòries multicines de Barcelona, y la experiencia resultó…espeluznante. Tras unos títulos de crédito verdaderamente espléndidos y unos primeros momentos realizados de una manera muy correcta, el film va decayendo espectacularmente hasta tocar fondo en unos últimos 40 minutos totalmente insoportables. Y es que tras ver los primeros 45 minutos pensé «pues no es tan mala como parecía», opinión que cambió radicalmente pasada la primera mitad del film. Personajes de cliché (la mente débil del espantajo Devlin no da para más, el pobre nació así), sucesiones de escenas copiadas de otros films, un guión que no puede ni siquiera calificarse de ese modo y una multitud de características nefastas terminan por hundir a dos horas de aburrimiento que culminan en un final rápido y lleno de incongruencias, precedido por 20 minutos absolutamente insoportables que parecen sacados de Jurassic Park. Ni siquiera el carisma de Matthew Broderick (protagonista de la obra maestra Juegos de guerra) o la aparición del (supuestamente) buen actor Jean Reno logran salvar a este bodrio. Definitivamente, cualquier Godzilla anterior fue mejor…
Lo mejor:
Para empezar, debo decir que por muy mala que sea esta película, creo que bazofias como Independence day o sobretodo la asquerosa El mundo perdido son mucho peores. Y ahora paso a comentar las pocas virtudes que he encontrado en esta cosa llamada Godzilla. ¿Cuál es la única virtud del cine moderno norteamericano de ciencia-ficción / fantasía? Los efectos visuales, claro. Los 120 millones de dólares de presupuesto realmente han dado de sí. Sin temor a equivocarme puedo asegurar que Godzilla supone el perfeccionamiento absoluto y definitivo en la creación de seres vivos generados totalmente por ordenador. El nuevo monstruo está encarnado de una manera impecable, y se mueve con un realismo estremecedor, al igual que sus pequeñas crías. Atrás han quedado aquellos movimientos mecánicos e irreales de los viejos efectos digitales: Godzilla es un nuevo paso en el mundo de los efectos visuales. ¿Cuál es el único problema? Pues que, aun siendo extremadamente espectaculares y perfectos, no impresionan. No dejan de recordarte a otras producciones con mucho más mérito en este campo (y en otros), como Jurassic Park o la Edición Especial de La guerra de las galaxias. El extensivo uso de exteriores naturales y grandes cantidades de «extras» añade realismo y variedad a las secuencias de acción, exceptuando por supuesto la persecución de los «Godzilla velocirraptors» por el interior del edificio infestado de huevos. Dejando ya los aspectos técnicos, hay que decir que las interpretaciones resultan «correctas» para el bodrio que nos ocupa y que la banda sonora complementa bien a las imagenes, si bien no destaca y es un poco típica. La fotografía está bien realizada, consiguiendo planos de gran belleza, como la impresionante secuencia en la que la cámara sigue a unos helicópteros sobre una llanura para terminar al borde del mar y mostrar el barco lleno de agujeros realizados por las zarpas del monstruo. Esa escena, junto a los momentos en los que los helicópteros siguen las huellas de Godzilla sobre la jungla, son algunos de los mejores planos del film. Y para terminar, mis escenas preferidas son estas dos: ese fascinante momento en el que el monstruo se queda mirando con cara de tonto a Matthew Broderick tras salir de la alcantarilla (seguro que el bicho debía pensar ¿pero tú no salías en ‘Juegos de guerra‘? ¿y qué haces metido en esta basura?). La otra secuencia es (como ya he dicho antes) los magníficos títulos de crédito que me llenaron de esperanza para luego quitármela de golpe.
Lo peor:
Bueno, intentaré no repetirme más, pues ya he enumerado arriba los principales defectos de esta cosa llamada Godzilla, y son los mismos fallos que se pueden encontrar en un 99% de las producciones norteamericanas de ciencia-ficción de los últimos años, así que creo que no requieren más explicación. Paso a comentar otras cosas que merecen especial atención. El ritmo descuidado de la película consigue sumirte en el aburrimiento más radical durante la última hora y media, en especial durante el nacimiento y ataque de las crías Godzilleras, sin duda la escena más aburrida de la película. La secuencia en cuestión (que dura media hora por lo menos) resulta repetitiva, redundante, totalmente incongruente y por si fuera poco es una copia bestial de Aliens y Jurassic Park. Hablando de bestias, el primer ataque del monstruo a la ciudad es incomprensiblemente confuso, pues parecen intentar que no veas a Godzilla en detalle. Sólo se le pueden ver las garras, las piernas o los brazos. Y ya está. Además, debido a la iluminación diurna los defectos del monstruo generado por ordenador se hacen mucho más patentes, sobretodo en lo referente a la textura y el color, que no acaban de ser todo lo realistas que podrían ser al verse con tanto detalle. Uno de los peores efectos visuales se pueden encontrar cuando el monstruo salta el puente y se lanza al mar: prácticamente no salpica agua y ni siquiera crea una pequeña ola. Dejando los aspectos técnicos, no hay ni un sólo personaje (ni ningún actor) que resalte sobre los demás, ya que siguen siendo los típicos clichés creados por imbéciles majaderos que no dan más de sí.
Sus desventuras no te interesan ni lo más mínimo, y la verdad es que «te la suda» si sobreviven o si terminan atrozmente mutilados por los dientes de Godzilla. Y ya que hablamos del bicharraco, la primera «muerte» del monstruo es tan simple que no te hace creer por ningún momento que el bicho está muerto; en escenas anteriores lo han ametrallado, le han lanzado misiles, lo han perseguido con aviones y helicópteros, ¿y se va a morir de dos misilazos lanzados por una mierda de submarino? ¡Venga, hombre! La segunda (y definitiva) muerte tampoco es nada del otro mundo: cuatro misilazos cuando se ha enrrollado en los cables del puente de Brooklyn y un bicho menos. Por cierto, ¿cómo aguanta el puente el peso de semejante prodigio? Manda cojones. Personalmente, creo que la peor escena del film es cuando Godzilla se «come» (literalmente) el taxi donde huyen los protagonistas para luego salir de la situación de una manera indescriptiblemente patética. Es que, en realidad, a partir de la persecución submarina el film se hace insoportable y comienzas a rezar para que se acabe de una jodida vez. Bueno, y como yo también estoy deseando terminar esta sección de una jodida vez, FIN.
Montajes alternativos, versiones extranjeras y curiosidades varias:
¿Por qué el monstruo pasa de llamarse «Gojira» a «Godzilla»? El marinero japonés lo pronuncia «Gochira», mientras que los americanos pasan a llamarlo Godzilla así como así, sin ninguna explicación. Hay un par de incongruencias bastante bestias que no dejan de verse durante toda la película: una de ellas es esa extraña robustez de los edificios de la ciudad de Nueva York, ya que Godzilla salta sobre ellos cuando le da la gana, y las construcciones resisten «con dos cojones» y no se derrumban. Y lo otro a lo que me refiero es esa manía de mostrar a los peces moviéndose cuando los protagonistas pasan por las alcantarillas: ¿pero no llevan ahí horas y horas? ¿cómo es posible que todavía estén vivos? Y es algo que sucede más de una vez. Otra cosa, ¿cómo es que el protagonista encuentra A LA PRIMERA el nido de Godzilla mientras los del ejército dan palos de ciego para hallar al monstruo? ¿Ese chavalote medio zumbado es el único experto en la materia que tiene el ejército a su disposición? ¿Qué convierte a Tatopoulos en una eminencia del tema? Más curiosidades, ¿cómo es posible que el ejército pierda con tanta facilidad al monstruo? ¿Acaso no se ve bien un animal de 120 metros? Es increíble que justo después del primer ataque a la ciudad no haya NADIE que lo haya visto meterse bajo tierra (o que nadie encuentre el agujero que ha debido hacer y el rastro de destrucción que ha debido dejar). Hay que ver qué inútiles son los del ejército. Ya que hablamos del monstruo, es incomprensible por qué Godzie no utiliza ese pedazo de aliento radioactivo que tan bien le habría ido para carbonizar a los «asesinos» de sus crías al final del film. Sólo usa ese fuego destructor en dos escenas bastante simples. Y ya para terminar (¡aleluya!), la película en blanco y negro que aparece en una pantalla de televisión en cierto momento del film es el clásico de Ray Harryhausen «It came from beneath the sea» El pulpo gigante de ese film es una obra maestra de la tecnología stop motion y supera ampliamente en talento y mérito a cien Godzillas hechos por ordenador.
Este análisis fue escrito el día del estreno original de la película en España en 1998, y refleja la opinión del autor en ese momento, cuando tenía aproximadamente 20 años
Por Rubén Ortiz (gamera77@hotmail.com)

























