Título español: Godzilla: Rey de los monstruos |
Título americano: Godzilla: King of the monsters (Godzilla: Rey de los monstruos) |
Año: 2019 |
Duración: 132 minutos |
Música: Bear McCreary |
Director: Michael Dougherty |
Productor: Thomas Tull, Jon Jashni, Brian Rogers, Mary Parent, Alex Garcia |
Guión: Michael Dougherty, Zach Shields |
Intérpretes: Kyle Chandler, Vera Farmiga, Millie Bobby Brown, Bradley Whitford, Sally Hawkins, Charles Dance, Thomas Middleditch, Aisha Hinds, O’Shea Jackson Jr., David Strathairn, Ken Watanabe, Zhang Ziyi |
Monstruos: Godzilla, Ghidorah, Mothra, Rodan |
Argumento: Cinco años después del ataque de Godzilla y los MUTOs, nuevos titanes han sido hallados por todo el planeta. La organización Monarch los investiga y ha desarrollado un sistema que puede permitir la comunicación con dichas criaturas. Pero un grupo terrorista roba el artefacto y secuestra a la científica que lo creó y a su hija. |
Análisis:
Tal y como está haciendo Disney con su Universo Marvel (también llamado “Marvelverso”) y sus continuas entregas episódicas dedicadas a los súper-héroes de la marca, la productora Legendary Pictures está creando su propio “monstruoverso” con sus películas cronológicas que están desarrollando una extensa continuidad. Todo se inicia en 2014 con el “Godzilla” de Gareth Edwards, para continuarse poco después con la entretenidísima “Kong: La isla calavera” en 2017, film que solamente revela su pertenencia a este universo en su intrigante secuencia post-créditos. Ahora nos llega la tercera entrega de la “saga” que toma elementos pertenecientes a las dos películas anteriores y deja el camino libre para una cuarta entrega que ya tiene título y fecha de estreno.
Siempre me ha costado entender la decisión de titular a la secuela de la película de Gareth Edwards como “Godzilla, King of the Monsters” (“Godzilla: Rey de los Monstruos” en españa). Es una estúpida forma de generar confusión con el título de la versión americana del film original de Ishiro Honda que se estrenó en Estados Unidos en 1956. A partir de ahora, cada vez que un angloparlante se refiera a cualquiera de estas dos películas, va a tener que especificar a cuál de ellas se refiere. ¿No podían haber elegido cualquier otro título? ¿Tan faltos de originalidad se demuestran con algo tan básico como esto? ¿Es el producto final igual de poco imaginativo?
El proyecto de GRDLM se inició durante el mismo fin de semana del estreno de su primera parte, pues la productora Legendary Pictures se sintió entusiasmada con el apabullante resultado en taquilla que la cinta había recaudado en tan sólo dos días. La idea era realizar toda una trilogía con Gareth Edwards al mando de las tres entregas, y rápidamente se iniciaron las conversaciones con la productora Toho para obtener el permiso para utilizar más monstruos de la saga del Gran G, en este caso Mothra, Rodan y King Ghidorah, llegándose a hacer incluso un anuncio a lo grande en la San Diego ComiCon de Julio de 2014, donde asimismo se mostró un “Teaser Trailer” al respecto. Curiosamente, Edwards abandonó el proyecto en mayo de 2016, después de casi dos años, y la dirección del film le fue confiada a Michael Dougherty, que originalmente sólo se iba a encargar de escribir el guión junto a Zach Shields. El anuncio de este cambio se hizo público en enero de 2017, y no iba a ser una decisión carente de polémica, pues los únicos créditos anteriores de los que Dougherty podía “presumir” eran la dirección de solamente dos films: “Truco o trato: Terror en Halloween” y “Krampus: Maldita Navidad”. ¿Es este el currículo deseado para alguien que va a llevar las riendas de la tercera película de Godzilla producida íntegramente por una compañía estadounidense? En sus declaraciones, Dougherty afirmó que su film iba a ser más dinámico que su anterior entrega, con más acción, incluso llegó a decir “Si la película de Edwards fuera Alien El Octavo Pasajero, mi película es Aliens El Regreso”. Tras un rodaje de tres meses que se inició en Junio de 2017 en Atlanta, la película se estrenó finalmente el 31 de Mayo de 2019, convirtiéndose en un fracaso de taquilla que aun así no ha sido obstáculo para el anuncio de la tercera parte (cuarta en el “monstruoverso” de Legendary) en la forma de “Godzilla vs Kong”, que debería llegar a los cines el 13 de Marzo de 2020.
GRDLM da un salto de cinco años respecto a la anterior entrega y nos devuelve de lleno a la trama de la organización Monarch, si bien lo hace con muy pocas conexiones que delaten que se trata de una secuela, posiblemente algo provocado para facilitar la llegada de neófitos a este universo. Ahora los monstruos son denominados “titanes” en lugar de MUTOs (y menos mal) y desde luego hay que reconocer que, haciendo honor a la palabra de Dougherty, el film no pierde demasiado tiempo en presentación o caracterizaciones, enseguida nos muestra el nacimiento de la larva de Mothra, nos presenta al siniestro malvado y da inicio a la cadena de acontecimientos que dará lugar a una secuencia de acción tras otra. Comparada con el film de Gareth Edwards, GRDLM es un giro de 360 grados: los personajes son presentados en el menor tiempo posible y sus motivaciones son, como mucho, tenues, lo que resulta en caracterizaciones de dibujos animados. Y claro, en una historia cuyos personajes protagonistas con los catalizadores de toda la acción, que las motivaciones resulten etéreas es una carga demasiado pesada para todo el film. Aquí, la tragedia familiar disfuncional que da origen a toda la trama se muestra de forma precipitada y sin florituras, dejando el resto de la película herida de muerte ante unos personajes de los que prácticamente desconocemos trasfondo y actitudes, que efectúan acciones monstruosamente trascendentales pero que no sabemos muy bien por qué. Por ejemplo, se nos comenta que Alan Jonah, interpretado por el adecuadamente siniestro Charles Dance es un terrorista que trafica con ADN de titan y que la protagonista Emma Russell interpretada por Vera Farmiga es una científica que ha creado el bio-sónar ORCA que permite “comunicarse” con los titanes. Ambos se unen para, literalmente, liberar a todos los monstruos del planeta para “mantener el equilibrio” en lo que acaba siendo la mayor apocalipsis que ha visto el mundo. ¿Perdón? ¿Cuál es la unión entre ellos? ¿Cómo se conocieron? ¿Cómo llegaron a acordar semejante barbaridad de plan? Además, me es imposible de creer que una científica que ha creado algo como ORCA después decida de forma arbitraria volverse en contra de toda la humanidad… ¿para conseguir qué, exactamente? No hay explicaciones, todo sucede porque sí. Aparentemente, está conectado con la tragedia de la pérdida de su hijo durante el primer ataque de Godzilla en 2014, pero exactamente no veo el porqué. Mark Russell (interpretado por el repetitivo Kyle Chandler) se transforma repentinamente en una especie de super-héroe que puede con todo, el doctor Serizawa (Ken Watanabe) vuelve a convertirse en el malcarado profesor de frases lapidarias (con la única excepción de la secuencia en la que comunica a Mark Russell la desaparición de su mujer y su hija, donde se le permite humanizarse un poco), y el resto de personajes secundarios son totalmente olvidables e intercambiables. Bueno, con la excepción de la oriental doctora Lin, que acaba resultando casi tan cargante como Serizawa, pero al menos resulta un personaje distinto a los demás. Y para rematar, los personajes no dejan de soltar chascarrillos y frases humorísticas fuera de lugar de forma continua, lo que no ayuda precisamente a tomar en serio la trama. Sin duda, el único elemento intepretativo que brilla por encima de los demás es Millie Bobby Brown, clavadita a Carrie Fisher de joven, que interpreta a Madison, la hija de Emma y Mark. Aunque el personaje al que interpreta no le permite precisamente prodigarse en su arte, hay que reconocer que la actriz demuestra una presencia en pantalla que hace que sus apariciones queden en la memoria del espectador, y con un buen papel habría podido ser con diferencia el elemento salvador del film.
Pero claro, todos sabemos que los verdaderos protagonistas de GRDLM son los monstruos. En este caso, la película no decepciona. Godzilla recupera el diseño de la anterior entrega y mantiene su rugido clásico, cosa muy de agradecer. Siempre me ha parecido excesivamente corpulento y falto de figura, pero me alegro de que no haya habido cambios respecto a lo visto anteriormente y hayan sabido ser fieles a la saga. Mothra resulta extraña en su estado de gusano, en este caso parece tener un brillo fosforescente y su forma se aleja bastante del aspecto clásico de la creación de Eiji Tsuburaya. Cuando emerge de su capullo en la cascada, la versión en forma de mariposa es mucho más fiel a su estilo original, mantiene su rugido clásico y de paso hereda una forma más insectoide, con unas patas más largas y una cabeza mucho más pequeña. Aun así, me ha gustado mucho su aspecto y sus movimientos, más creíbles que las casi siempre rígidas apariciones de la marioneta original. Rodan es quizá la criatura que más se aleja de lo visto anteriormente, supongo que el monstruo clásico rara vez fue plasmado de forma creíble en pantalla y claro, lo que vemos aquí dista bastante de lo que conocíamos, y ni siquiera se recupera su graznido clásico. Eso sí, su nacimiento en México (plasmando al dedillo lo que es un “hijo del volcán”) es adecuadamente grandioso y espectacular. Posiblemente el monstruo que mejor queda plasmado en pantalla sea King Ghidorah, que mantiene un diseño extremadamente fiel al original, con la excepción de las colas y de nuevo prescinde de los “cacareos” clásicos. Es interesante un elemento de caracterización que aporta este film a Ghidorah: cada cabeza parece comportarse de forma independiente, como si fueran tres criaturas separadas, y además tiene una capacidad de regeneración nunca antes vista: recupera una cabeza perdida en cuestión de segundos. Quizá lo único que le puedo criticar a los monstruos es, curiosamente, lo mismo que a los personajes humanos: no tienen un origen bien definido, y su personalidad se resiente. Aquí son solamente “titanes” del pasado de nuestro planeta atados a unas leyendas que nunca se desarrollan en pantalla, con la excepción de la fugaz explicación del origen extraterrestre de Ghidorah. Es una pena que no se hubiera ahondado en la procedencia alienígena de la bestia (incluso se podría haber hecho referencia a los habitantes del planeta X, hasta he llegado a pensar en esa posibilidad cuando lo han llamado “monstruo cero”) o se hubiera dado un trasfondo más detallado a Mothra y sus poderes mágicos. Hasta podrían haber desarrollado un poco esa idea casi lanzada al azar de la familia de gemelas de la que procede la doctora Lin, imagino que es una referencia a las gemelitas de Mothra, pero como todo en el film, queda desdibujado. Hay brevísimas apariciones de otros monstruos creados expresamente para la película, de hecho se menciona la existencia de 17 criaturas, entre las que podemos ver una especie de mamut, una araña gigante, un MUTO y por supuesto a Kong.
Aun con todos los problemas que he mencionado, la película mantiene un buen ritmo y no se hace aburrida en ningún momento. Los efectos visuales son un auténtico espectáculo, y sin duda representan la encarnación en pantalla definitiva de los monstruos clásicos de Toho. Otro gran acierto del film es la conseguida sensación de apocalipsis mundial, de historia épica y de gran repercusión, es claramente una tragedia que afecta a todo el planeta, y está plasmada en pantalla de forma brillante, impecable. Hay continuas referencias y guiños a los seguidores más clásicos de la saga, como el mencionado “monstruo cero”, la aparición del Destructor de Oxígeno (aunque meramente anecdótica, si bien sirve para revelar el origen alienígena de Ghidorah) o la sentimental dedicatoria con foto incluida que se encuentra al final de los créditos. Eso sí, quizá el mayor y mejor regreso clásico sea la recuperación del inolvidable tema musical de Godzilla de Akira Ifukube o la maravillosa canción de Mothra compuesta por Yuji Koseki. El compositor de la banda sonora Bear McCreary recupera estos dos temas en momentos climáticos del film y los desarrolla por completo durante los créditos finales. La pena es que el resto de la banda sonora no está a la altura, ni de lejos. Como casi todas las composiciones musicales para el cine actual, las melodías de McCreary para GRDLM son prácticamente como un efecto de sonido más, que pasa totalmente desapercibido en casi todo el metraje. Aunque si bien se esfuerza en dar apoyo a la grandiosidad de las imágenes con dramáticas composiciones con coros, al final no hay ningún tema que quede en la memoria del espectador.
Así que nos queda una obra rutinaria, carente de alma, con muchos aciertos técnicos y con un montaje que no deja paso al aburrimiento, pero que deja una sensación de vacío que decepciona. Con todo el material del que hace alarde, estoy seguro de que fácilmente se podría haber hecho una película de mucho mayor calado, que no solamente nos deslumbrara visualmente, sino sentimentalmente. Al menos nos queda el consuelo de la batalla entre los reyes de los monstruos que se apercibe en el horizonte para el año que viene. Titán contra titán, un combate sin parangón. Ojalá Legendary Pictures sepa estar a la altura.
Rubén Ortiz (redactado el 16 de agosto de 2019)