Título español: Los hijos del volcán |
Título americano: Rodan the flying monster (Rodan el monstruo volador) |
Título japonés: Sora no daikaiju Radon (Rodan, el monstruo gigante de los cielos) |
Año: 1956 |
Duración: 83 minutos |
Música: Akira Ifukube |
Director: Ishiro Honda |
Productor: Tomoyuki Tanaka |
Guión: Takeshi Kimura, Takeo Murata Basada en una historia de Takashi Kuronomura |
Intérpretes: Kenji Sahara, Yumi Shirakawa, Akihiko Hirata, Akio Kobori, Hiroshi Mukoyama, Yasuko Nakata, Minnosuke Yamada |
Monstruos: Rodan, Meganurones |
Argumento: Una pequeña comunidad de mineros se ve amenazada por unas enormes criaturas que viven en las cuevas. Se trata de insectos gigantes llamados Meganurones. Pero el verdadero peligro se encuentra en las profundidades, donde yacen dos huevos prehistóricos que se abren para dar a luz un par de terribles saurios voladores que pueden arrasar ciudades enteras. |


Análisis:
Después de completar la exitosa Japón bajo el terror del monstruo, el director Ishiro Honda seguía interesado en el género de las kaiju eiga, aunque en este caso decidió cambiar radicalmente la temática y el ambiente: si la anterior tenía como base la gran civilización y la investigación científico-militar, en la nueva producción de Toho el protagonismo lo tenía una pequeña comunidad minera que vive en un minúsculo poblado alejado de las grandes urbes. Además, se acentuaría el ambiente terrorífico y claustrofóbico de la historia conjuntamente con el sentido de la cotideanidad, presentando personajes muy realistas y triviales, lo que añadiría verismo al producto final. Así, tomando gran cantidad de referencias directas de otras películas (sobretodo su Japón bajo el terror del monstruo y la producción americana La humanidad en peligro), el espléndido guión se completó y el generoso presupuesto fue asignado, lo que conllevó por primera vez el rodaje de una kaiju eiga en color. Aunque Los hijos del volcán no gozó de las excelencias del CinemaScope, sí que se benefició de la brillantez del color, algo con lo que Honda se obsesionó, y durante toda su carrera se esforzó por crear planos de gran belleza cromática, si bien en mi opinión no pudo llegar a superarse con ninguna producción posterior a esta, ya que LHDV posee una cantidad de matices coloristas impresionantes, aumentados por el extensivo uso del rodaje en exteriores. Todo esto, junto a una cuidadísima puesta en escena, unos efectos visuales espectaculares y un desarrollo impecable, hacen de LHDV una obra maestra del género, que contiene algunas de las escenas más bellas de la historia de las kaiju eiga. Hoy en día está considerada como uno de los grandes clásicos de la ciencia-ficción universal, y su sublimidad ha sido largamente aclamada.
Lo Mejor:
Es complejo sopesar los aciertos de una película tan perfecta como LHDV, pero creo que mi aspecto preferido es eso que ya he comentado antes: la sensación de mundo real y cotidiano en el que se desarrolla la acción. Ese pequeño pueblo perdido en medio de la nada que se sustenta por medio de una mina, los trabajadores yendo a su periódico trabajo, los problemas de las famílias, los recelos, enfados…todo eso me gustó mucho. Además, el ambiente terrorífico en el que hacen sus apariciones los Meganurones ayuda a que el espectador tenga esa sensación de desesperación que intenta (y consigue) conferir la película. Los personajes podrían haber dado de sí, aunque no se exploran todo lo que podría (posiblemente debido a la gran cantidad de ellos). El maravilloso guión y el desarrollo sin pausa hacen que el film sea extremadamente entretenido, sobretodo durante la parte final, en la que los dos Rodan atacan Sasebo, que además contiene unos efectos visuales impresionantes. Y ya que hablamos de los aspectos técnicos, los efectos especiales son soberbios, especialmente durante ese ataque que he comentado. Las maquetas son casi insuperables, sólo igualadas por las embriagadoras construcciones de la posterior La batalla de los simios gigantes. El enfrentamiento entre los pájaros gigantes y la armada en la ciudad es espectacular, y el nacimiento del pequeño Rodan en la cueva infestada de insectos gigantes es una de las imágenes mas imaginativas de la ciencia-ficción clásica. Los Meganurones son muy realistas (debido a que fueron realizados a tamaño real) y son lo suficientemente terroríficos como para que produzcan pesadillas al más pintado. A diferencia de las posteriores apariciones del pájaro gigante, el Rodan de LHDV es adecuadamente esbelto y monstruoso, dando la sensación de que realmente te encuentras ante un animal y no ante un hombre disfrazado. Cambiando de tema, me pareció muy curioso que Ifukube no utilizara aquí su clásico tema para Rodan que tantas veces repitió en futuras encarnaciones del pajarraco, aunque eso no resta atractivos a la banda sonora que, como siempre, es magnífica. Los temas oscuros y tétricos ambientan muy bien las apariciones de los Meganurones, y la marcha militar (Ifukube es un auténtico especialista en componer alucinantes marchas militares) es rítmica y conveniente a las imágenes. Mis escenas preferidas son el nacimiento de la cría de Rodan en la cueva, el ataque del pajáro gigante a los dos jóvenes en el monte Aso (y la posterior investigación de sus fotografías) y la intrigante muerte (¿o suicidio?) de los dos Rodan al final.




Lo Peor:
El uso de diversas técnicas para conseguir dar realismo a los Meganurones y a Rodan termina por estropear algunas secuencias. Por ejemplo, cuando el Meganuron ataca por primera vez en el poblado y huye a la montaña mientras es perseguido por los mineros, se nota a la legua que el insecto que yace sobre el borde del monte es una maquetilla de minúsculo tamaño (aunque la iluminación es soberbia). Cuando agarra a aquel minero y ambos caen por la montaña vuelve a «cantar» el verdadero tamaño de las dos figuritas. También hay algunos planos con Rodan que podrían haberse cuidado un poco más, sobretodo cuando éste vuela por los cielos ó en la muerte de los dos hermanos al final, que parecen dos aviones de papel realizados por chavales de pre-escolar. Otro problema que no tiene nada que ver con los efectos especiales se da en los personajes: hay tal cantidad de protagonistas que ninguno de ellos es explorado adecuadamente y nunca puedes acostumbrarte a ninguno de ellos. Y eso podría haber aumentado (si cabe) la ya altísima calidad global de la película.
Montajes Alternativos, Versiones Extranjeras y Curiosidades Varias:
Tal y como sucedería unos años después con Godzilla contra los monstruos, la versión que se estrenó en los cines americanos de LHDV incluye algunas escenas rodadas originalmente por Honda que terminaron eliminadas del montaje final japonés, entre ellas el nacimiento de la segunda cría de Rodan, secuencia que resta un poco la sorpresa de la aparición del hermano gemelo del pájaro en Sasebo. Otras modificaciones de la versión americana incluyen la eliminación de ciertas escenas en las minas, la desaparición de algunas secuencias con los Meganurones y el cambio del nombre del pájaro gigante a Rodan. Radon, el nombre original japonés, proviene de un par de sílabas de la palabra pteranodon, pero resulta que durante aquellos años había una marca de sopa inglesa muy conocida que se llamaba Radon, así que los distribuidores americanos decidieron cambiar la a por la o y el nombre de la bestia pasó a ser Rodan. Es curioso observar cómo Ishiro Honda se imitó a sí mismo con LHDV. Por ejemplo, los planos de la ciudad de Sasebo en llamas tras el ataque del pajarraco son calcos exactos de los planos de Tokio en llamas tras el ataque de Godzilla en Japón bajo el terror del monstruo. El propio ataque de la criatura y su combate con las fuerzas armadas también parece salir directamente de la legendaria primera película del gran G. Más curiosidades: ¿os habéis fijado que el aspecto de Rodan no se parece en nada al de las imágenes promocionales del film? Posiblemente esto sea debido a que para esas imágenes se debió usar algún modelo preliminar que no terminó en la versión final. Otra cosa interesante es la última escena de la película: la intrigante muerte de Rodan y su hermano; ¿es un suicidio o un intento de rescate? El primer Rodan parece caer y ser tragado por la lava, mientras que el segundo parece lanzarse expresamente al cráter. Pero ¿está intentando rescatar a su gemelo o se está suicidadando por la muerte de su compañero? Me parece que ni siquiera el propio guionista podría dar una respuesta segura. Y ya para terminar sólo me resta decir que la última aparición (por el momento) de Rodan en las kaiju eiga fue en la aclamada Godzilla versus Mechagodzilla, en la que el monstruo pasa a convertirse en Fire Rodan y puede disparar un rayo destructor tal y como hace la nueva Mothra.
Por Rubén Ortiz (gamera77@hotmail.com)





Recortes de prensa de la época del estreno español








