
Artículo publicado originalmente en el nº 94 de la revista Scifiworld
Introducción
Recuerdo con añoranza el momento en el que estaba frente al televisor a punto de ver una película de Godzilla por primera vez. Con antelación, había adquirido una cinta VHS y pulsé el botón rec cuando apareció el logo de la Toho al inicio de la función.
Aquellos instantes eran pura magia para mí. Era un momento muy íntimo y único que no compartía con nadie. Y no porque no quisiera, sino porque durante mi infancia y adolescencia, no dí con ningún seguidor de la saga.
La llegada de estas películas fue a cuentagotas y nunca tenía forma de saber si seguían haciéndose películas de Godzilla o no. Durante los 90, todavía en la era pre internet, era realmente difícil informarse sobre esto, y más si se trataba del mítico monstruo asiático.
Con la expansión de internet en nuestros hogares, esto cambió radicalmente y permitió que aquellos niños que parecían estar sólos ante Godzilla pudieran conectarse entre sí.
En pleno siglo XXI, en 2016, esta barrera está más que superada y gracias a ello, he podido seguir muy atentamente todos los movimientos y noticias acerca de la nueva producción del monstruo que Toho anunció en 2015. Foros, redes sociales, seguidores de Godzilla online alrededor del mundo,… sí, esta ha sido una nueva experiencia muy enriquecedora en la que hasta la llegada del film a las pantallas de los festivales ha sido una nueva forma de concebir un kaiju eiga. Y no es casual ya que este cambio ha sido tan radical como la película en sí.
Shin Gojira es una película de Godzilla que rompe en una parte con lo que el kaiju eiga había establecido. Por otro, continúa bebiendo de ciertos elementos clásicos de la saga. Es una ruptura con el monstruo que hemos seguido viendo desde su nacimiento en 1954 hasta 2004. Aunque se hayan producido films de Godzilla en el siglo XXI, esta es la película que inaugura la nueva etapa de Godzilla en el nuevo milenio.
Al igual que en Japón bajo el terror del monstruo (Godzilla, 1954) de Ishiro Honda supuso un antes y un después en el modo de concebir las películas de monstruos gigantes, Shin Gojira produce otro crack, o mejor dicho un punto de inflexión, que nos sumerge en un nuevo universo de ciencia ficción en el que la mayor amenaza sigue siendo Godzilla.
La primera versión del monstruo fue un producto hijo de su tiempo y esta nueva entrega sigue los mismos pasos. Si para la primera versión Godzilla fue el resultado del trauma japonés ante los escenarios de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, así como los bombardeos masivos en Tokio en 1945, Shin Gojira aglutina todos estos elementos a los que le añade un ingrediente actual: el desastre de Fukushima de 2011.
Desde que el desastre ocurrió, el profesor en literatura japonesa de la Universidad de Waseda (Tokio) llamado Toshio Takahashi, defendió que jamás volveríamos a ver nuevas producciones de Godzilla en las pantallas japonesas. Ciertamente, con el paso del tiempo, Takahashi se equivocó, aunque, no en vano, argumentó que hacer una película como Shin Gojira supondría avivar el dolor en la sociedad nipona y poner en tela de juicio al gobierno japonés.
Shin Gojira, entre muchas otras cosas que describiremos a lo largo de este análisis, pone de manifiesto la mala gestión del gobierno de Japón ante la catástrofe de Fukushima. Esta película plantea cómo actuarían los políticos del país ante una amenaza sin precedentes en la historia reciente (si contamos a partir del Gran terremoto de Kanto sucedido en 1923, el mayor terremoto registrado en Japón) y cómo el gobierno queda totalmente anulado en la toma de decisiones.
Sin embargo, no sólo tenemos este background. Shin Gojira es una película muy compleja que contiene mucha información dosificada a gran velocidad. Se recomienda verla varias veces para poder analizarla en su totalidad y percatarse de todos los elementos y detalles que encierra. Sin lugar a dudas estamos ante la película de Godzilla más compleja jamás producida hasta la fecha. Dista mucho de las estructuras de la serie showa y heisei basadas en los enfrentamientos de kaijus mientras que las fuerzas de defensa procuran detenerlos. De hecho, únicamente Japón bajo el terror del monstruo contiene un montaje particular, ya que las estructuras narrativas del kaiju eiga aún estaban sin delimitar. Parece como si a partir de Shin Gojira un nuevo universo dentro del kaiju eiga se haya inaugurado. Probablemente estemos presenciando un antes y un después en la saga de Godzilla.
Analizando Shin Gojira
Este análisis no tendría la misma rigurosidad si no contara con una entrevista realizada por el autor del análisis a uno de los directores de la película: Shinji Higuchi. A quien tuve el placer de conocer de la mano del escritor y amigo Daniel Aguilar. A lo largo del texto las intervenciones de Higuchi reforzarán y complementarán los argumentos expuestos.
Advertimos al lector que encontrará spoilers a lo largo del presente análisis.
Anteriormente, mencionamos que Shin Gojira rompe con el kaiju eiga tradicional. Sin embargo, esta ruptura está basada más bien en el modo de contar el relato que en los elementos que aparecen en pantalla. Si a partir de Godzilla contraataca (Motoyoshi Oda, 1955) los esquemas en una película de Godzilla se forjaron como el esqueleto narrativo desde mediados de los 50 hasta 2004, los directores Shinji Higuchi y Hideaki Anno los retoman y representan según su visión actualizada del kaiju eiga.
La película conserva los mismos elementos básicos de cualquier película de Godzilla. Si suprimimos los “adornos” narrativos, las subtramas y tramas principales, nos quedamos con el “esqueleto” o estructura del kaiju eiga que podemos describir así:
En primer lugar, los planteamientos están basados en las apariciones de monstruos gigantes que provocan misteriosas desapariciones de embarcaciones o civiles.
En segundo lugar, los nudos comienzan cuando se confirma la aparición del kaiju en cuestión. Los escenarios más comunes son grandes salas donde se reúnen los ministros, conferencias internacionales donde se reúnen la ONU u otras organizaciones. Después, el drama humano adquiere fuerza y toma parte del control del relato. En ocasiones, los personajes están envueltos en tramas humanas a “espaldas” de los personajes kaiju y en otras ocasiones, estas tramas sí estarán interconectadas. Además, durante el nudo, los monstruos lucharán hasta llegados al final del relato. (En Shin Gojira el monstruo no se enfrentará a un adversario kaiju).
Y en tercer lugar, los desenlaces están caracterizados por ser muy breves. Una vez la amenaza del monstruo o de los alienígenas es neutralizada, apenas unos minutos de diálogos por parte de los personajes humanos de la película clausuran el film.
A groso modo, Shin Gojira utiliza los mismos recursos estructurales y crea una película en los que estos elementos están exponenciados de sobremanera. Por ejemplo, si Godzilla de la época showa (1954-1975) tenía una altura aproximada de 60 metros, en este film Godzilla alcanza los 118 metros de altura. Si durante el desarrollo de los kaiju eiga de Honda aparecían secuencias de reuniones de ministros y funcionarios, en Shin Gojira la película en sí está basada casi en su totalidad en largas discusiones entre políticos y funcionarios. Además, los escenarios en su gran mayoría son despachos en los que aparecen decenas de hombres y mujeres trajeados. Es como si la película cumpliera la función del horror vacui (del latín miedo al vacío) en el que todo ha de estar recubierto de personajes en el escenario y de diálogos rápidos y continuos. Esto parece más bien un recurso para enganchar y mantener estimulado al espectador en el mayor período de tiempo posible.
Todo ocurre en un frenesí que imita visualmente la catástrofe de Fukushima. El director Higuchi nos aclara: “Para nosotros, el asunto de Fukushima es un tema que todavía está sin terminar. Entonces, más que presentar a Godzilla como una imagen sustituto de la catástrofe de Fukushima, lo que sí hemos utilizado como modelo es la manera que tuvo de actuar el gobierno japonés ante aquel desastre. Porque a nosotros nos interesó sobre todo retratar con verismo de qué manera se movería Japón si apareciese una amenaza como Godzilla.” Fukushima es el telón de fondo de esta película. Sin embargo, como iremos describiendo a lo largo de este análisis, esta película bebe también de los fantasmas de la amenaza de la bomba atómica que dieron origen al primer Godzilla, ya que se plantea lanzar una bomba atómica sobre Godzilla, lo que supondría la destrucción de Tokio y la contaminación radioactiva por décadas.
Shin Gojira es ante todo una película política con personajes pertenecientes a la clase política y que encierra una fuerte dosis de crítica al funcionamiento interno de la burocracia japonesa. En algunos momentos se llega a ridiculizar a la democracia en sí y a lo largo de la trama, se nos deja entre ver la toma errónea de decisiones por el viejo mando político. La película nos presenta una idea un tanto naive en la que muestra un mensaje basado en la sustitución de los viejos políticos por las nuevas generaciones del país.
El propósito de Toho ha sido el de crear una película que no mantenga relación con las anteriores entregas del monstruo. De ahí que una de sus estrategias haya sido la de añadir la partícula “shin” (que del japonés significa “nuevo”) delante del nombre del monstruo, bautizándole Shin Gojira. Sin embargo, los orígenes del monstruo Godzilla siguen estando relacionados en la mutación radioactiva, concretamente por la contaminación de barriles radiactivos lanzados en las profundidades marinas, lo que desemboca en la aparición de este monstruo. Aunque en este sentido no aporta novedad alguna al personaje Godzilla, puesto que la radiación y Godzilla son elementos indivisibles, Anno sí presenta una novedad importante en el nuevo amanecer de Godzilla: nos estamos refiriendo a que Godzilla muta a lo largo del film. De acuerdo con Higuchi: “La idea de la evolución del monstruo es de Anno. A él le interesaba mucho este punto, es algo que aparte también en su serie de Neon Genesis Evangelion sucede. Le gusta mostrar un personaje que va evolucionando hacia una forma de vida perfecta. De alguna manera este Godzilla también deja abierta la idea de que Godzilla continuará evolucionando y que esta no es la forma definitiva. Todo este tipo de obsesiones son muy típicas en el cine de Anno.” Aunque Higuchi también nos confesó que los productores de Toho se opusieron a la idea de que Godzilla evolucionara, lo cierto es que consiguió convencerles. De este modo, encontramos a lo largo del film hasta tres fases muy bien diferenciadas.
En la primera fase, Godzilla es una criatura de tamaño reducido que no ha desarrollado ni brazos ni piernas, por lo que repta por las calles de Tokio barriéndolas literalmente con su cola y largo cuello que también arrastra por el suelo. Cabe destacar que durante esta fase, las escenas de destrucción son una copia literal a las inundaciones de los poblados de Fukushima durante el tsunami. Sólo tenemos que comparar las imágenes para comprobar esos barcos y coches flotantes en ríos creados en las calles por los desbordamientos.
En la segunda fase, el monstruo consigue erguirse y caminar por sí mismo. Desarrolla unos brazos pequeños y desproporcionados, además de una mandíbula con la que emite el característico rugido de Godzilla que todos conocemos. De hecho, es el mismo rugido de la saga showa.
En la tercera mutación, el monstruo presenta a un Godzilla que cumple con los requisitos clásicos: aspecto fisiológico que corresponde a los dinosaurios terópodos bípedos con una cresta dorsal, largo cuello y cabeza pequeña.
A lo largo de la película se deja caer que esta no es la evolución final de Godzilla, llegando a confirmar que el monstruo está desarrollando alas que le permitirían volar y desplazarse a cualquier lugar del mundo. Sin lugar a dudas, Anno abre un nuevo paradigma en el universo “Godzillano”: ¿veremos a Godzilla volar como lo haría Rodan o King Ghidorah? Las posibilidades son muchas y muy atractivas.
Este “nuevo” Godzilla tiene una larguísima cola jamás vista antes que usará como autodefensa. Realmente, a lo largo del film no queda claro por qué Godzilla llega a Tokio e insiste en volver a esta ciudad una y otra vez. Esta cuestión, probablemente sea contestada en futuras secuelas. Lo que sí está claro es que Godzilla utiliza sus asombrosos poderes para un fin: autodefensa. Si el monstruo se siente amenazado usará una serie de armas perfectas para retener el ataque. Su punto débil es que cada vez que utiliza estos ataques necesita recargarse, y este será el talón de Aquiles que el gobierno y los militares usarán para destruirle.
Respecto a sus mecanismos de defensa, este Godzilla no sólo se limitará a lanzar su aliento atómico de color azul, si no que como dijimos antes, esta película eleva exponencialmente el kaiju eiga. Por lo que no sólo expulsará aliento devastador (de color púrpura) si no que Godzilla podrá lanzar rayos super destructivos por la punta de su cola, por las crestas dorsales y que además tendrá la habilidad de desconectar cualquier dispositivo electrónico que se acerque a él.


La capacidad de evolución y mutación del personaje Godzilla es nueva. Siempre se nos ha presentado a Godzilla en su estadio final, salvo por Godzilla contra King Ghidorah (Kazuki Ohmori, 1991), en la que vemos a un Godzillasaurus que es mutado por la radiación nuclear. El estadio original de Godzilla siempre había quedado en la privacidad y en la imaginación de nuestras mentes.
En este sentido, Godzilla es tratado como una criatura perfecta, como a un dios del infierno que derrumba nuestra civilización. A lo largo de la saga del monstruo se le ha definido de muchas formas. Según recoge las entrevistas realizadas por el autor de este análisis al director Shusuke Kaneko, su Godzilla es una reencarnación de los fantasmas de la Segunda Guerra Mundial y una advertencia a las nuevas generaciones que han olvidado el sufrimiento de sus antepasados. Por otro lado, el director Maasaki Tezuka define a su Godzilla como un terremoto, un tsunami o un tifón. Una catástrofe natural impredecible e incontrolable, tal y como sucede en la realidad1.
1: Testimonios recogidos del documental realizado por Jonathan Bellés sobre los orígenes de Godzilla titulado provisionalmente G: The Nuclear Threat (en fase de producción).
Curiosamente, Anno crea un Godzilla tan perfecto, que parece que él mismo cae en su propia trampa a la hora de forzar una más que poco creíble estrategia para detener a Godzilla.
El diseño del monstruo, y de acuerdo con el testimonio de Higuchi, tenemos que remontarnos a 1954, cuando el primer diseño de Godzilla fue presentado a los productores de Toho. Lo especial de este diseño radica en su cabeza, que básicamente nos recuerda a la forma de un hongo atómico explotando, tal y como podemos ver en la fotografía 1 y 1.1.


Sin embargo, a los productores de la Toho no les interesó este diseño ya que querían algo más reptiliano y no tan metafórico. Afortunadamente, esta idea ha sido rescatada por los responsables creativos de esta película y ahora podemos ver a un Godzilla amorfo, de aspecto despiadado y que no nos recuerda tanto a la mundología de los dinosaurios. En este sentido, Godzilla cumple muy bien su función como amenaza nuclear ya que allá donde va lo contamina todo con altas dosis de radioactividad, el origen de su existencia.
En cuanto a los personajes humanos, podemos englobarlos en dos grandes categorías: los políticos y funcionarios y el ejército. Aquí hay una diferencia frente a los personajes clásicos, pues en Shin Gojira hay ausencia de personajes civiles. No hay ni periodistas, ni policías ni tramas con personajes cotidianos. Aquí todos los personajes ostentan un cargo y una reputación a la que corresponder en función de los acontecimientos.
La trama política es la que lleva la batuta de las acciones del film en función de los avances de Godzilla. La película tiene un punto de inflexión muy importante que sucede con la muerte del primer ministro a manos de Godzilla. Según Higuchi, la muerte del primer ministro simboliza la muerte de la vieja política, la que ya no funciona y la que también gestionó negativamente el desastre de Fukushima. De hecho, poco después del desastre, el primer ministro Naoto Kan dimitió por su incapacidad de gestionar la crisis a la que se enfrentaba su gabinete. En la película, tras la muerte del primer ministro y de algunos ministros de confianza, el gobierno japonés entra en una mayor crisis que solventa dándole el cargo al ministro de agricultura. Frente a su incapacidad de liderazgo, la voz cantante pasa a ser el grupo de investigadores funcionarios y del gobierno que traman cómo destruir al monstruo Godzilla antes de que Estados Unidos lancen una bomba atómica sobre el monstruo y, en consecuencia, sobre Tokio.
Higuchi corrobora nuestra lectura al respecto: “Hasta que muere el primer ministro, la situación es realista en el sentido de cómo funciona el sistema en el Japón actual frente a una amenaza como Godzilla y a partir de que muere el primer ministro y se pasa la toma de decisiones a un equipo nuevo y joven, entra la fantasía de cómo podría funcionar Japón si la vieja guardia les dejara hacer las cosas de otra manera.”
Cabe destacar que en ese grupo de investigadores se encuentra el personaje biólogo encarnado por el director de cine japonés Shinya Tsukamoto. Este personaje es el único del grupo que, por cuestión generacional, pertenece a la vieja guardia y, aún así, está en el grupo de los jóvenes investigadores. De acuerdo con Higuchi, Tsukamoto está reviviendo el personaje del Profesor Yamane de Japón bajo el terror del monstruo.
Revisando Shin Gojira da la sensación de que no existen protagonistas individuales. La película se esfuerza por transmitir los valores del buen trabajo en equipo y de la confianza del uno al otro evitando acaparar la atención o de crear a un héroe. Para los directores, los héroes no existen en la vida real, por lo que es el esfuerzo colectivo lo que construye la fuerza descomunal para enfrentarse a Godzilla. Podríamos decir que el personaje protagonista en sí está encarnado por una masa de políticos trajeados y científicos con un único propósito: acabar con Godzilla. Esta “falta” de protagonistas se debe a la intencionalidad de los cineastas pero también, en gran medida, por la inexistencia de subtramas personales que susciten empatía al espectador.
En cuanto al segundo grupo, el ejército, es importante en esta película. El ejército es el brazo ejecutor de las órdenes de los políticos (por lo que los dos grupos de personajes están interconectados). Es natural que la única fuerza de defensa ante una amenaza como tal sea la del ejército. Sin embargo, al igual que si estamos sufriendo una catástrofe natural, como un tifón o un tsunami, el ejército tan sólo puede esperar a que pase lo peor y acuda al rescate de los civiles heridos. Con Godzilla sucede lo mismo. Aunque el ejército se enfrenta al monstruo, no consigue derrotarlo con las armas convencionales más sofisticadas (tan sólo el ejército estadounidense consigue dañar al monstruo, lo que desata la ira del mismo así como la destrucción de gran parte de la ciudad de Tokio). Eso sí, el ejército en esta película se comporta de un modo impecable. Aunque no consiga hacer ni un rasguño al kaiju a pesar de lanzar contra él el mejor de su artillería aérea y terrestre, en la secuencia del ataque comprobamos cómo el ejército tiene planificado su muro de defensa y lo ejecuta de una forma inmejorable. Desafortunadamente, los planes maestros contra Godzilla no funcionan y éste franquea la barrera bélica sin dificultades.
Si nos quedamos hasta el final de los créditos de esta película, podremos ver algunos logotipos pertenecientes las fuerzas de autodefensa de Japón. Por lo que deducimos que esta película ha recibido algún tipo de colaboración, esponsorización o asesoramiento por parte del ejército.
Lo que sí es interesante analizar es el clímax de la película: momento en el que el grupo de científicos pone en marcha el plan que acaba por detener el avance del monstruo. Veamos a qué nos referimos. Como es sabido, el primer Godzilla de 1954 es desintegrado por el Dr. Serizawa mediante su invento accidental llamado “destructor de oxígeno”. El dilema del personaje estriba en que si éste hace uso público de dicha arma, cuya potencia es igualada a la de una bomba atómica, este arma acabará en manos de gobiernos que la utilizarán contra otros países. Ante tal tesitura, el Dr. Serizawa opta por suicidarse a la vez que acaba con Godzilla. Pues bien, en Shin Gojira, el grupo de investigadores logra una fórmula para detener el avance del monstruo. Idean un plan en el que ha de ser ejecutado por varias brigadas de soldados. Estas brigadas han de aproximarse a escasos metros del monstruo, poniendo en riesgo sus propias vidas mientras que los cabezas ideadores del plan quedan protegidos en la retaguardia. Este plan difiere por completo a la propuesta de Honda en Japón bajo el terror del monstruo. Por un lado, un personaje se suicida voluntariamente para evitar males mayores mientras que las brigadas de soldados mantienen una esperanza de vivir pese a que muchos de ellos encuentran la muerte. El director Higuchi nos lo plantea de un modo muy interesante: “Es muy diferente la actitud de aquellos que pueden morir luchando contra Godzilla a que a la actitud del Dr. Serizawa. El doctor Serizawa decide suicidarse para que su descubrimiento no sea mal utilizado en contra de la Humanidad. Sin embargo, en Shin Gojira lo hacen como parte de un trabajo que es peligroso, al igual que la gente que está luchando contra la contaminación de Fukushima. No tienen la certeza de si van a morir o no.” De nuevo tenemos un ejemplo de “protagonista colectivo” que planta cara al antagonista de la película.
Por último, cabe destacar al personaje Rando Yaguchi (interpretado por Hiroki Hasegawa), cuyo papel político va cambiando a medida que la trama avanza hasta convertirse en el primer ministro de Japón. Sin embargo, vamos a detenernos en el mensaje que la película lanza en su desenlace. Cuando Godzilla es petrificado como una escultura gigante en el centro de Tokio, Rando Yaguchi la observa desde un ático. Durante la conversación que mantiene con otro personaje, la película clausura con un mensaje directo a la sociedad japonesa: luchad contra las adversidades del sistema político y lograd vuestros objetivos sin doblegaros. Esto es realmente un mensaje novedoso en la saga de Godzilla, pues nunca se ha pretendido suscitar a la audiencia que se identifique con un personaje que logra cambiar las cosas con empeño y esfuerzo. La intencionalidad de los directores es que este mismo mensaje sea aplicado en la práctica por aquellos japoneses y japonesas que lo escuchen.
Otros aspectos relevantes

A pesar de que la película ofrece un punto de vista actual (al estilo de Hideaki Anno) y pretende renovar la saga de Godzilla, el film en sí cae en las trampas y lastres de sus antecesores. Esto quiere decir que, durante la película, especialmente en los primeros ataques de Godzilla en la fase 1 y 2, los efectos sonoros de explosiones, sonidos de edificios derrumbándose e incluso los rugidos del monstruo están tomados directamente de los efectos sonoros de la saga Showa. Además, si nos detenemos a pensarlo, tanto el aspecto de la fase 1 y 2 del monstruo nos recuerda a las marionetas empleadas por Toho en los años 50 y 60. El diseño de este “pre Godzilla” tiene los ojos saltones y redondos como platos, sin mover el iris ni parpadear (véase fotograma 2). Eso sumado a su inmóvil cuello nos hace pensar en los años en los que las marionetas y los disfraces de los kaiju eiga clásicos mostraban inmovilismo por falta de recursos y técnicas avanzadas. Todos estos elementos tienen la intencionalidad de remontarnos a los kaiju eiga clásicos para no perder la esencia originaria. Esta repetición de efectos sonoros termina de emplearse cuando Godzilla madura y nos adentramos en un sofisticado kaiju.

Anteriormente, hemos descrito que este Godzilla tiene capacidad de lanzar rayos por la punta de su cola. No obstante, al final del film, cuando el monstruo está petrificado, Anno nos muestra un primer plano que recorre la cola del monstruo hasta su punta, en la que se aprecian unas figuras humanoides petrificadas también (véase el fotograma 3). Acto seguido, se escucha un “click” dando a entender que antes de lo previsto Godzilla revivirá. Sólo el espectador es cómplice de este detalle ya que los personajes de la película lo ignoran. Este punto muy probablemente será explorado en la futura secuela del film.
Otro elemento utilizado en este film y que lo ata a sus antecesoras producciones es el empleo intermitente de algunas partituras del célebre maestro Akira Ifukube (1914-2006). Como es sabido por los seguidores de la saga, Ifukube fue el responsable de crear el rugido del monstruo así como de componer las famosas bandas sonoras del monstruo a lo largo de 1954 hasta 1995. Los temas seleccionados son en esencia de Japón bajo el terror del monstruo, la marcha clásica de la serie Heisei y el tema militar de la película de Honda titulada Batalla más allá del espacio exterior (1959). E, igualmente, durante los títulos de crédito finales y como viene siendo habitual en las películas de Godzilla, podemos escuchar otros temas clásicos de Godzilla como la marcha militar de Los monstruos invaden la Tierra (1965).
El empleo de esta popular música combinada con la banda sonora original compuesta por Shiro Sagisu en la que se utiliza temas de Evangelion (al ser el mismo compositor), crea un híbrido musical extraño que no crea un conjunto cohesionado sino más bien todo lo contrario. Aunque cabe destacar el réquiem que el compositor compone para la película titulado “Who will know” tal y como lo hizo Ifukube (titulado “Prayer for Peace”) para el requiem de Japón bajo el terror del monstruo. Ambos suenan tristes, melancólicos y cargados de tragedia. Curiosamente, este nuevo réquiem no está cantado en japonés como el de Ifukube, si no que está cantado en inglés por un coro masculino y femenino.
El uso de las marchas militares, a la vez que el ejército lleva a cabo sus ataques, son parte del discurso de la película. Este discurso es de índole nacionalista y es uno de los temas principales de Shin Gojira. Esto está apoyado por la eficacia con la que el “joven” gobierno japonés afronta la amenaza de Godzilla frente a una amenaza que para ellos supone aún peor que el propio Godzilla: que Estados Unidos lance una bomba atómica sobre Tokio para acabar con Godzilla. Ante esta tesitura, los personajes dan un giro en pro del nacionalismo japonés expresando que no quieren que su país, que ya ha sido bombardeado con bombas atómicas, tenga que revivir lo mismo. A partir de este momento, la película toma un tinte nacionalista y patriótico que no le favorece. Además, después de que los directores muestran tan detalladamente el funcionamiento de la democracia y burocracia japonesa, cuando se trata de la política exterior, ésta decae de nivel quedándose tan sólo en clichés superficiales. Aunque esto no es nuevo. En otros kaiju eiga de los 50 y 60, la representación de las potencias internacionales quedan desdibujadas y poco exploradas siendo en la mayoría de los casos escenas testimoniales sin mayor relevancia. Quizás en la única película de Godzilla que se explora mejor los asuntos de política exterior sea en El retorno de Godzilla (Koji Hashimoto, 1984), en la que el primer ministro japonés ha de lidiar entre las presiones de Estados Unidos y de la URSS.
Es complicado encontrar planos atractivos en estos espacios austeros e institucionales en los que no caben elementos creativos. Aunque este reto está más que superado gracias al punto de vista de los directores Anno y Higuchi, que colocan la cámara en puntos inesperados. Como, por ejemplo, en más de una ocasión, el punto de vista que nos ofrecen es a través de la pantalla de portátiles o tablets de tal modo que tenemos en primer término las letras y gráficos que están representadas en el dispositivo y detrás vemos a los personajes leyendo, interpretando y comentado dichos documentos (véase fotograma 4). La estrategia no solo se limita en lo visual sino que también en el ritmo de la película. El montaje es esencial en esta película. Para dinamizar los diálogos un mismo plano se mantiene muy poco tiempo en pantalla. En ocasiones una frase es un sólo plano y así por cada personaje que interviene. A pesar de este frenesí, la película puede llegar a cansar al espectador debido a la gran cantidad de diálogos condensados en tan poco tiempo. De forma hábil, los directores incorporan estratégicamente dosis de humor obteniendo resultados positivos para el espectador, que crea una pausa cómica para después retomar el denso ritmo del film. Por mencionar un ejemplo, poco después de que la primera fase de Godzilla se adentra tierra adentro, le siguen largas escenas de diálogos entre los ministros que finalmente concluyen con un repentino inserto de color negro en el que está escrito “Resumiendo…”. Es inevitable que este corte tan brusco no genere una carcajada o sorpresa al espectador.
Shin Gojira rompe con una tradición sagrada en la saga de Godzilla: la representación del monstruo mediante el hombre disfrazado en un traje de goma. Esta película, sin embargo, discrimina esta técnica que ha caracterizado a Godzilla hasta 2004. Esta decisión conllevó aumentar el presupuesto de la película hasta 15 millones de dólares lo que significa la segunda película más cara de Godzilla hasta la fecha (siendo la más cara Godzilla: Final Wars con un coste de 19,5 millones de dólares). Esta decisión, como el propio Higuchi reconoce, fue una decisión difícil y que les preocupaba porque el equipo de producción no podía adivinar la reacción del público y, lo que es más importante, la reacción de los fans alrededor del mundo. En este aspecto, “asesinaron” al Godzilla tradicional, representado físicamente, por un Godzilla irreal, intangible. Toho no obtuvo buenos resultados con sus anteriores películas en las que aparecía Godzilla resuelto en 3D unos pocos segundos. La calidad técnica y artística dejaba mucho que desear. Sin embargo, en Shin Gojira los efectos digitales son de altísimo nivel (exceptuando dos o tres planos en los que el efecto digital canta bastante). No obstante, hoy por hoy los efectos en general cumplen con las expectativas gráficas del siglo XXI. Aquí, las animaciones de Godzilla fueron creadas a partir de la técnica conocida como motion capture que consistió en la filmación del actor Mansai Nomura interpretando a Godzilla entre un escenario de color verde. Posteriormente, el actor se sustituyó por el 3D de Godzilla respetando los movimientos naturales del actor.
En este sentido, la película inaugura una nueva forma de representar a Godzilla mediante los efectos digitales y mucho me temo que a partir de ahora, esta será la técnica empleada por los estudios Toho en futuras producciones del monstruo.
También es sorprendente apreciar el grado de realismo de los tanques y helicópteros que parecen reales en todo momento. Sin embargo, están creados mediante CGI.


Visualmente, la película es un espectáculo. Las escenas nocturnas en las que Godzilla avanza por el centro de Tokio son inmejorables técnica y artísticamente (véase fotograma 5). Jamás se ha visto una resolución de tanto nivel en un film de Godzilla. En ciertos momentos, en estas escenas, Godzilla parece verdaderamente una especie de dios que ha llegado para aniquilarnos. Ese Godzilla avanza entre tal destrucción y en ciertos momentos nos recuerda al Godzilla errante de Godzilla vs Destroyah (Takao Okawara, 1995) ya que este nuevo Godzilla también tiene partes de su cuerpo en los que emana un rojo vivo, como si fueran cicatrices (véase fotograma 6). Probablemente, uno de las mejores escenas del film es cuando Godzilla ataca Tokio durante la noche, con ese espectáculo de una ciudad fantasma teñida por el rojo de las bolas de fuego y el violeta de los rayos super destructivos de Godzilla.
Recepción y conclusiones
Shin Gojira tuvo su estreno en Japón el pasado 29 de julio de 2016. Gracias al fichaje de Hideaki Anno y Shinji Higuchi, la película ha sido un éxito en taquilla sin precedentes. La unión de estos dos cineastas, especialmente Anno, con esa visión del cine tan particular, ha contribuido de forma positiva y ha atraído al público que este director de por sí trae tras él. Por el momento, la película ha recaudado 77,9 millones de dólares y todavía no ha tenido sus respectivos estrenos internacionales. Por ejemplo, en España llegará a algunas salas a partir de enero de 2017 (todo apunta que el título español será Shin Godzilla). Como dato hay que destacar que la película ha sido vendida a más de 100 países por lo que las cifras en taquilla aumentarán.
Nuestro país tuvo el privilegio de ser uno de los primeros en los que se proyectó la película. Concretamente, este evento fue en el 49ª Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges. La proyección fue el 8 de octubre, mientras que en la XXVII Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián fue el pasado 29 de octubre en donde el propio Higuchi presentó la película. En Estados Unidos, el film se estrenó en salas de cine del 11 al 18 de octubre y, dado el éxito en taquilla, la película permaneció más tiempo en las salas de proyección. Hasta el 4 de noviembre, la película alcanzó cerca de los 2 millones de dólares en taquilla.
La película obtuvo una calificación muy positiva tras la premiere celebrada en 25 de julio en Tokio, siendo muy aclamada por la crítica japonesa. Sin embargo, recibió críticas positivas y negativas de los críticos occidentales argumentado que la película contiene demasiados diálogos confusos e irrelevantes aunque defendieron la película por poseer excelentes efectos especiales y una innovadora visión de Godzilla.
Hasta ahora, la película más exitosa de Godzilla había sido King Kong contra Godzilla (Ishiro Honda, 1962) con más de 12 millones de espectadores, sin embargo, Shin Gojira ha superado estas cifras convirtiéndola en la película más vista en las salas de cine.
Sin lugar a dudas, esta es una película compleja, madura y dirigida a un público adulto. Este film ofrece una historia con un punto tan personal que sólo Anno y Higuchi han podido hacerla. Cualquier otro director sin la trayectoria de estos no podría haberse enfrentado a un guión tan denso y personal como este.
Shin Gojira abre las puertas a una nueva era de Godzilla que cae en manos de las nuevas generaciones de cineastas que crecieron viendo películas de Godzilla desde muy jóvenes. Tal y como nos confiesa Higuchi: “Godzilla es un personaje al que tuve muy cerca de mí desde que era niño. Gracias a él participé en la industria del cine, por lo que de alguna manera, podría decir que Godzilla siempre ha caminado junto a mí.”
